Algo que a mucha gente se le escapa es la notable concentración de huacas en Lima: más de trescientas, entre fragmentos, huacas subdivididas y aglomeraciones contadas individualmente; y eso sin contar las múltiples que por distintos motivos fueron desapareciendo. Me atrevería a decir que, fuera de Cusco, es la más alta concentración de restos arqueológicos en una región específica del Perú.
Eso dice mucho acerca de su importancia (geográfica, agrícola, comercial, de recursos, religiosa) para servir de asiento a muchas culturas a través de los siglos.
Allí están las huacas para aprender, a través de ellas, de la gente que habitó alrededor de las mismas, por eso, es saludable ver que de un tiempo a esta parte haya habido un ánimo por parte del Estado de hacer planes de puesta en valor de algunas huacas en diferentes lugares. Está el postergado caso de Mateo Salado, pero también de pequeñas huacas en lugares periféricos como Huaca Rinconada o Monterrey, en Raucana. Proyectos que brillan positivamente en medio de otras desgracias y olvidos en monumentos arqueológicos.
Desde hace nueve años tengo la fortuna de visitar huacas a través del programa que conduzco, pues consideramos que hay mucho beneficio en difundirlas y más aun en ponerlas en valor.
Nuestra labor de difusión cultural involucra tener que coordinar, en algún momento con el absorbido INC, otras veces con municipios, otras con el actual Ministerio de Cultura que, inclusive a través del área de Patrimonio, nos invitó varias veces a difundir lo que estaban haciendo, oportunidades que no desperdiciamos en beneficio mutuo.
Nos extraña, pues, que las cosas hayan cambiado hoy en el ministerio. Al acercarnos a pedir autorización para hacer un programa sobre huacas recuperadas y poder ingresar a las mismas, se nos pasó un tarifario por huaca y un precio por hora de grabación.
A veces estamos tres o cuatro horas en cada huaca registrando lo mejor de ellas y en esta oportunidad haríamos unas ocho huacas más o menos.
No hubo reconsideración, a pesar de las consultas por otros canales. Igual hemos hecho el programa con tomas de nuestro archivo porque creemos que es necesario difundir los proyectos positivos. Ya no lo haremos más, pues el monto nos es prohibitivo. El Estado está en su derecho de cobrar, pero necesita también de aliados para difundir lo que está haciendo.
Esta es una oportunidad perdida.
Jamás, en estos nueve años, se nos había puesto tales condiciones (a las que tienen todo el derecho pero no las comparto) y hemos tenido el apoyo total a nuestra labor de difusión, cosa que siempre hemos agradecido.
Hoy ese canal se cerró. Creemos que esa actitud es un contrasentido ante una demanda (¿presión?) para que el área genere sus propios ingresos sin ver más allá de una orden y lo que esta implica. Eso es como un perro que se muerde la cola, al final solo mira sus patas traseras. Una pena por las huacas.