Inflación electoral, por Fernando Rospigliosi
Inflación electoral, por Fernando Rospigliosi
Fernando Rospigliosi

El número de candidatos en las elecciones marcha en proporción inversa a la inflación en la economía, que es reducida y está bajo control hace muchos años, mientras que el número de aspirantes a cargos electivos sigue siendo altísimo.

Hay 14.171 listas electorales y 116.252 candidatos que compiten por gobiernos regionales y municipios provinciales y distritales. Los movimientos regionales, es decir, los que tienen inscripción para participar solo en una región, presentan poco más de la mitad de los candidatos, superando a los partidos políticos nacionales, una muestra más del terrorífico fraccionamiento de la política.

Varias de las 13 listas que compiten en Lima manifiestan algunos de los problemas que se han generalizado. La alcaldesa, , logró su inscripción a través del movimiento Diálogo Vecinal, que al parecer subastó su etiqueta. Es un típico negocio de un grupo que colecta firmas y registra un membrete para luego entregarlo al mejor postor.

Como suele ocurrir, ese grupo se ha dividido. Por supuesto, a nadie se le ocurre pensar que ha sido por razones políticas o ideológicas.

Villarán va, además, en una alianza informal con Perú Posible, el partido de Alejandro Toledo y ha incluido a diez de sus miembros en su lista de regidores. Para las elecciones generales del 2011, Toledo ofreció una alianza a Fuerza Social, el partido de Villarán, otorgándole una importante cuota de puestos en sus listas parlamentarias. Fuerza Social rechazó airadamente la oferta de aliarse con un partido derechista. Arrogantes, marcharon solos a las elecciones y, como era de suponerse, desaparecieron del mapa.

Hoy, aún después del escándalo de , no tienen reparos en pactar con quien ayer despreciaban.

El PPC, que quedó segundo en Lima en las elecciones anteriores, hoy aparece en el rubro “otros” porque su candidato, Jaime Zea, tiene, hasta el momento, menos de 1% de las preferencias, a pesar de que la capital tradicionalmente ha sido un bastión pepecista.

El PPC, quizá uno de los pocos partidos políticos que merecen esa denominación, es también singular porque realizó elecciones internas democráticas para nominar a sus candidatos. Nada de eso importa, ni tiene implicancias prácticas, porque la política peruana es absolutamente caudillista, los electores votan por el líder, no por ideas, programas o partidos.

Otra situación insólita es la de presidentes regionales presos que postulan a la reelección, como en Cajamarca y en Pasco.

Aunque algunos creen que la campaña de Santos para victimizarse y hacerse pasar por perseguido político puede dar resultados, en realidad ya está prácticamente liquidado. Difícilmente repetirá la experiencia de Genaro Ledesma, abogado de comunidades campesinas y sindicatos en Cerro de Pasco, que fue abusivamente encarcelado por la Junta Militar de Gobierno que se instaló en el Perú en 1962. Desde prisión Ledesma postuló a una diputación en 1963 y fue elegido.

A diferencia de Ledesma, Santos está preso por haber robado los dineros del gobierno regional. Cada día aparecen evidencias abrumadoras de las coimas que recibían Santos y sus familiares. Hoy día Patria Roja y los partidarios de Santos solo movilizan pocas decenas de personas, que llegan a algunos centenares cuando obligan a los trabajadores del gobierno regional a salir a las calles. Nada parecido a las manifestaciones contra minas Conga en el 2011 y el 2012.

La recesión en Cajamarca, producto directo de las campañas antimineras de Santos y sus aliados de aquel entonces, y el fracaso de su administración, que contaba con los cuantiosos recursos del canon, han congelado el entusiasmo de sus antiguos simpatizantes.

En tanto, los municipios ricos que reciben mucho dinero del canon son presas codiciadas. En el pequeño distrito de Echarate, La Convención, Cusco, hay 12 candidatos, 9 de los cuales pertenecen a movimientos locales y regionales. Echarate tiene solo 36.519 electores, pero el gas de Camisea está en su ámbito.

En el distrito de San Marcos, Huari, Áncash, hay 16 candidatos que disputan los favores de 16.164 electores. La gigantesca Antamina está en su territorio. El municipio de ese distrito en el último período ha sido objeto de ardientes disputas, sucesivos alcaldes vacados y violentos enfrentamientos por el control físico del local municipal.

En suma, nada nuevo en el sombrío panorama político.