Maite  Vizcarra

La semana pasada propuse en este espacio empezar un debate sobre la conveniencia de contar con un ministerio de la digitalización, y ofrecí presentar más consideraciones vinculadas al tema, por lo que ahora es pertinente hablar de la soberanía tecnológica en tiempos de) en un momento en el que muchos países están revisando qué papel quieren tener ante esta exponencial.

¿Por qué las naciones están interesadas en entender mejor el impacto de la IA en sus futuros? La respuesta ya la han dado intelectuales como el historiador Evgeny Morozov, quien considera que el imperativo de la IA afectará dos ámbitos claros de nuestra vida cotidiana, en tanto gente de a pie: nuestro trabajo y nuestra libertad de pensamiento. Y resulta que, respecto de estos temas, la variable “territorialidad” se vuelve clave, dado que la IA y sus retos requieren algunas reglas de conducta propias de cada realidad.

Siendo una tecnología emergente, la necesidad de ponderación es clara a fin de no castigar sus potencialidades. Y eso es algo que debe analizarse en el contexto de cada nación, de cada soberanía: las discusiones sobre la regulación de la IA, las plataformas y el uso de datos personales se vuelven centrales frente a un escenario mundial de nuevas tensiones globales y reconfiguraciones regionales.

En ese contexto, saber cuál es la capacidad de un país, por sí mismo o en coalición, para aplicar decisiones relativas a la generación, absorción y explotación de una tecnología, de acuerdo con sus objetivos más trascendentes, tanto en condiciones favorables como hostiles, es una situación urgente. A fin de cuentas, en eso consiste la soberanía tecnológica: en la capacidad de generar y explotar tecnología propia y para los propios connacionales.

Tan crítico es el tema de la IA, que no solo en la Comunidad Europea o en foros como la OCDE se están estableciendo amplios espacios de acción, sino también en el ámbito de las economías APEC. Precisamente, la semana próxima y en el marco de lo que se conoce como el APEC Ciudadano, que es una manera innovadora de acercar el foro APEC a la ciudadanía respecto de los temas que más la involucran, se desarrollará un mega evento que congregará a expertos en IA de talla mundial para conocer qué oportunidades puede traer esta tecnología para las economías emergentes, incluyendo al Perú.

Pero lo novedoso del enfoque que tendrá este evento es que se concentrará sobre todo en los asuntos sociales y políticos que podrían verse afectados por la IA. Por ejemplo: ¿ayuda la IA a mejorar la participación ciudadana? ¿Debemos repensar nuevos modos de democracia en base al uso de la IA? ¿Somos capaces los países emergentes de la región sudamericana de conquistar nuestra soberanía tecnológica en temas de IA?

Estas y otras preguntas demandan más espacios de práctica y pensamiento que nos ayuden a entender la dimensión más estratégica y política de la IA y que va más allá del entretenimiento y el consumo de contenidos multimedia que empiezan a atiborrarnos en redes sociales como X, TikTok o Instagram.

La IA y sus oportunidades requieren una discusión de mayor calado que se centre en su dimensión geopolítica y en la forma en la que producimos riqueza. O sea, supone una conversación que supere los supuestos evidentes de que vivimos en una “aldea global”, la mera tentación regulatoria basada en el miedo, y que nos enfoque en pensar cómo nosotros podemos también crear nuestras propias libertades digitales. Nuestra propia soberanía tecnológica, en suma.





*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Maite Vizcarra es Tecnóloga, @Techtulia

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