El conflicto entre Israel y Palestina ha ocasionado muertes que todos lamentamos profundamente. Familias enteras han tenido que dejar sus hogares, perder a sus seres queridos y su mundo ha sido prácticamente destruido.
Sin embargo, hay otras víctimas de las que nadie habla, pero que también sufren el golpe implacable de la guerra: los animales.
No solo perros o gatos, muchos de los que han sido abandonados ante la impotencia de sus dueños por no saber cuál será su futuro. También están, por ejemplo, los animales cautivos en zoológicos, que han sido dejados a su suerte porque las personas que los alimentaban y trabajaban en estos recintos huyeron para salvar sus vidas. ¿Quién está hablando por estas víctimas silenciosas que no pueden pedir ayuda por sí mismas? ¿Hay algún plan de evacuación que las incluya?
Hace algunos días se difundió la noticia de tres perros trasladados en un avión humanitario por el Gobierno Chileno, de regreso a su país junto con sus familias. ¿El Gobierno Peruano ha tomado en cuenta a las mascotas de nuestros compatriotas que están siendo repatriados? ¿Existe un censo de animales en Israel? Por ahora, son invisibles para las estadísticas.
Desde la franja de Gaza, socorristas reportan el terror en los ojos de los animales en refugios, espacios cuya población se ha incrementado considerablemente en las últimas semanas. El abordaje de la situación de los animales como víctimas en emergencias siempre ha sido un punto flaco de todos los gobiernos. En el caso del Perú, no existen protocolos que los incluyan ante desastres naturales, grandes tragedias o desplazamientos masivos por temas sanitarios.
Según el Ministerio de Salud, los animales son un importante soporte psicológico en emergencias. En estos casos, las personas se refugian en el fuerte vínculo que tienen con sus mascotas y confiesan que estas las ayudan a superar las consecuencias en su salud mental. Separarlos solo agrava todo.
Urgen acciones concretas del Gobierno. No pensar en esos animales, ante emergencias, solo empeora el número de aquellos en situación de calle. Si se incrementa esta cifra, los problemas de salud pública como las zoonosis también lo harán.
Hoy somos testigos de un caso de rabia humana luego de ocho años. Esta es la evidencia indiscutible de que la estrategia de los gobiernos regionales, locales y central definitivamente no funciona. Durante muchos años, la Dirección Regional de Salud de Arequipa ha “luchado contra la rabia” llevando a los perros sin hogar a perreras y sacrificándolos de manera muy cruel. Su estrategia fallida solo demuestra que matar animales nunca soluciona nada.
Lo que sí trae resultados y ha sido ejemplo de éxito en el mundo es la esterilización. Hay evidencia suficiente de que, con ella, el número de perros y gatos sin hogar se reduce y, precisamente, de eso se trata la Ley 4 Patas. ¿Qué se ha hecho para implementarla? Poco o casi nada. Esta es la solución y la tenemos al alcance de la mano, lo único que separa esta ley de su cumplimiento es la voluntad de las autoridades responsables.
Desde el colectivo de derechos animales, no pedimos que las autoridades se encarguen de los perros y gatos sin familia porque “nos den pena”; lo exigimos porque tienen una relación directa con la salud de las personas.
La esterilización es la respuesta y, si no se comprende su urgencia ni se considera todo nuestro trabajo para lograr una ley que ya es política pública en la región y en el mundo, no habremos aprendido nada.