No fue una gran novedad que los países escandinavos salieran una vez más como los más felices del mundo en el nuevo ránking de 146 naciones del Informe Mundial de la Felicidad. Pero hubo una gran sorpresa en el ránking de este año: Israel. Israel, un país que a menudo está al borde de la guerra, fue clasificado este año como el noveno más feliz del mundo.
Al igual que en los últimos años, los primeros ocho lugares del nuevo ránking fueron liderados por Finlandia, Dinamarca e Islandia, seguidos por otros países europeos. Más abajo en la lista están Estados Unidos (16), China (72) y Rusia (80).
La mayoría de los países latinoamericanos están en la mitad de la lista. Costa Rica ocupa el puesto número 23 de los 146 países; Uruguay, el 30; Brasil, el 38; México, el 46; Argentina, el 57; Colombia, el 66; Paraguay, el 73; el Perú, el 74; Ecuador, el 76; y Venezuela, el 108.
El ránking anual es publicado por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible, un grupo de universidades que ha estado presentando sus informes a las Naciones Unidas desde el 2012. El reporte anual se basa en la Encuesta Mundial de Gallup, que pregunta a las personas de todo el mundo qué tan satisfechas están con sus vidas en una escala del 0 al 10.
Curioso por saber cómo se explica el asenso de Israel en el ránking a pesar de su polarización política y sus constantes temores de guerras o ataques terroristas, contacté a Tal Ben-Shahar, un profesor israelí de Psicología Positiva conocido por haber impartido una de las clases más populares de la Universidad de Harvard. Él estaba en Miami para hablar en la Cumbre Mundial de la Felicidad el mismo día en que salió el ránking.
Ben-Shahar me dijo que Israel sale bien parado en este ránking porque “la característica distintiva número uno de los países felices es tener una gran conexión social, en que hay un gran apoyo de familiares y amigos”. Agregó que “tal y como lo dijo el filósofo británico Francis Bacon, ‘la amistad duplica la alegría y reduce el dolor a la mitad’”.
En segundo lugar, ser un país que a menudo ha sido atacado por sus vecinos y un pueblo que ha sido víctima de persecución durante miles de años le da a muchos israelíes una sensación de confianza y apoyo mutuo. “En tiempos de guerra, la gente se junta para apoyarse unos a otros”, me dijo Ben-Shahar.
En tercer lugar, el ejército israelí, que es obligatorio para hombres y mujeres jóvenes, y la pujante industria tecnológica del país ayudan a unir a los israelíes con los inmigrantes recientes y les da a muchos un sentido de propósito. “No se trata solo de las relaciones, también se trata de un sentido de significado y propósito”, dijo.
Richard Layard, un economista y exparlamentario británico que ha escrito varios libros sobre la felicidad y es uno de los editores del Informe Mundial de la Felicidad, me señaló que “el compañerismo es un elemento crucial para producir felicidad. Y, hasta cierto punto, hay más sentimiento de compañerismo cuando estás bajo una amenaza externa”.
Según los investigadores sociales, los países latinoamericanos también tienen fuertes lazos familiares y de amistad, pero Israel tiene niveles de ingresos mucho más altos. Israel tiene un PBI per cápita de casi US$44.000 al año, más alto que el de Francia y tres veces más alto que el de Chile, según el Banco Mundial.
Es importante tener en cuenta que las encuestas del Informe Mundial de la Felicidad en Israel incluyeron a los palestinos que viven en Israel, pero no a los que viven en los territorios palestinos. Los habitantes de los territorios palestinos fueron encuestados como un país separado y ocuparon el puesto número 122 en el ránking, casi al final de la lista.
Seguramente habrá un acalorado debate internacional sobre si hay cosas que otros países deberían aprender de Israel, como lo pueden hacer de Finlandia, Dinamarca y los demás países europeos que encabezan el ránking. Será un debate saludable, porque hay muchas cosas que el mundo puede aprender de las virtudes de Israel y también de sus errores.
© El Nuevo Herald. Distribuido por Tribune Content Agency, LLC
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