Ana Valeria Herrera

“No veas esta si has consumido hongos,” dijo , estrella de “”, la nueva comedia negra de tres horas de , director que saltó a la fama con sus dos exitosas películas de terror, “Midsommar” y “Hereditary”.

Beau tiene miedo. Le tiene miedo a todo. A enamorarse. Al sexo, o específicamente a lo que los franceses llamarían “muertecita” (petite mort). Pero más que nada, teme decepcionar a su madre. Joaquin Phoenix interpreta a Beau Wasserman, un hombre de mediana edad que realiza una “odisea kafkaesca” (descrita así por IMDb) para viajar a visitar a su madre. Pero su ansiedad lo ha llevado a desperdiciar su vida por la inacción, y tiene que afrontar sus miedos para poder llegar a verla. Ella no es cualquier mujer, es una magnate, dueña y fundadora de un conglomerado gigante. Ella es su mundo. Controla todo a su alrededor. Hasta los productos y servicios que él consume (comida, medicina, seguros, etc.) son de su marca. Es una omnipresencia. Pero no le interesa el dinero ni la fama, su mayor deseo es que su hijo la ame solo a ella, a nadie más.

Hace 48 horas vi la película y no puedo parar de pensar en ella. Es incomodísima y perturbadora. La ansiedad está encarnada en cada escena. Es difícil saber qué es real y qué no lo es, porque todo está en la perspectiva de Beau. La productora A24 le dio US$ 35 millones a Aster para hacer esta película, una decisión valiente que ha sido tomada dada la destreza que él demostró tener con sus dos películas previas.

Al terminar de verla, Martin Scorsese llamó a Aster “una de las nuevas voces más extraordinarias en el cine universal”. No es sorpresa que la productora sea A24, caracterizada por hacer las películas más atrevidas y únicas del momento (como “Todo en todas partes al mismo tiempo”). Como indicó la revista Variety, incluso si esta “Beau Is Afraid” no recupera el dinero invertido, esta fue una buena inversión para la compañía desde un punto de vista no solo artístico, sino también de marketing, ya que ha reforzado su identidad de marca: una productora de películas excéntricas, profundas, únicas. Si bien salí perturbada de la casi vacía sala de cine, también había un aire alentador y refrescante en medio de una era en la que el cine está lleno de películas mercantilmente “seguras”, cobardes, hechas con mucho cuidado y delicadeza para atraer a todo tipo de público y tener ganancias aseguradas.

Dicho esto, mucha gente la va a detestar. Van a apagar el televisor o salir de la sala de cine. Pero si eres una persona que aprecia las películas extrañas y los cineastas arriesgados con una historia que contar o un personaje que explorar, “Beau Is Afraid” tiene que estar en tu lista. A fin de cuentas, no es la responsabilidad del artista hacer arte entretenido o placentero. Me gusta la idea de arte que tiene el crítico de “The Nation”, Arthur Danto: el artista quiere transmitir una idea o significado y encarna este en su obra, en el objeto en el que consiste materialmente la obra de arte. Es trabajo de los críticos evaluar la destreza con la que el artista utilizó sus materiales para encarnar ese significado.

No la amé, pero me pregunto si después de investigar más sobre sus símbolos y metáforas la puedo llegar a amar. Lo primero que hice después de terminar la película fue escribirle a una amiga psicoanalista para pedirle ayuda en descifrar la simbología de la película. Sin duda, una formación en Lacan y Freud ayudarían a disfrutarla más.

Aprecio haber entrado de lleno en el mundo de Beau y experimentarlo como él lo hace. Fueron unas horas duras pero completamente nuevas.

7/10.


*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Ana Valeria Herrera es estudiante de posgrado en literatura en George Washington University

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