Andrés Oppenheimer

El presidente estadounidense, Joe Biden, no exageró cuando dijo, en su discurso del 19 de octubre en el que pidió un aumento de la ayuda para Israel y Ucrania, que Estados Unidos se encuentra en “un punto de inflexión en la historia”.

Realmente lo está, como nunca en las últimas décadas.

Lo que está en juego es si Washington mantiene su papel como líder de la alianza global de democracias que nació después de la Segunda Guerra Mundial, o decide abrazar el aislacionismo nacionalista del expresidente Donald Trump y le cede el liderazgo global a China y Rusia.

Biden pronunció su discurso en un momento en que el Partido Republicano de Trump está cada vez más reacio a continuar el apoyo de Estados Unidos a Ucrania, y cuando una pequeña fracción de la izquierda del Partido Demócrata se opone a una mayor ayuda a Israel. La Casa Blanca está pidiendo al Congreso US$105 mil millones en nueva ayuda para Ucrania e Israel.

“Hamas y Putin representan amenazas diferentes, pero tienen algo en común: ambos quieren aniquilar por completo una democracia vecina”, dijo Biden en su discurso. Añadió que la historia ha demostrado que, si este tipo de agresores no pagan un precio por sus actos, “causarán más caos y muerte” en todo el mundo.

Fue un discurso valiente, quizás el mejor de su presidencia, y no solo porque intentó combatir las tendencias aislacionistas en Estados Unidos. También mostró su determinación de ayudar a Ucrania e Israel a defenderse a pesar de algunas advertencias alarmistas de que el apoyo de Washington podría conducir a la Tercera Guerra Mundial.

El diario conservador “The Wall Street Journal” reflejó este temor en un artículo de primera plana titulado “Cómo la guerra entre Israel y Hamas está inclinando el equilibrio de poder global a favor de Rusia y China”.

Según esta teoría, Estados Unidos no podrá financiar simultáneamente las guerras de Israel y Ucrania, porque tarde o temprano los estadounidenses exigirán recortes en la ayuda militar a ambos países.

Esto alentaría a Rusia a escalar su invasión de Ucrania y podría envalentonar a China a invadir Taiwán, pensando que Estados Unidos no podría apoyar tres guerras al mismo tiempo, según este argumento.

Pero, al menos por ahora, este escenario de una Tercera Guerra Mundial no parece muy realista. La economía rusa está en crisis, y su ejército probó no ser tan fuerte como se temía.

China también está sufriendo un serio bajón económico, y los expertos dicen que su ejército no está preparado para un ataque a gran escala contra Taiwán. El ejército chino no ha estado involucrado en una situación de combate importante en varias décadas, agregan.

“No creo que estemos frente al comienzo de una guerra global”, me dijo Jon B. Alterman, un exfuncionario estadounidense que dirige el programa de Medio Oriente en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington. “No estoy seguro de que China esté preparada para atacar a Taiwán, y no estoy seguro de que Rusia tenga la capacidad de avanzar más adentro de Ucrania”.

Alterman me dijo que Estados Unidos está mucho mejor posicionado que Rusia o China para negociar una solución diplomática en Medio Oriente. Entre otras cosas, Washington tiene buenas relaciones con la mayoría de los estados árabes, que odian a Hamas y a su principal patrocinador, Irán, me señaló.

No está claro si Biden obtendrá la aprobación del Congreso para la ayuda militar adicional que está pidiendo para Israel y Ucrania.

El número de legisladores republicanos opuestos a la ayuda a Ucrania está creciendo.

Y las objeciones a una mayor ayuda estadounidense a Israel también aumentarán si el contraataque de Israel resulta en la muerte de mujeres y niños que Hamas utiliza como escudos humanos.

Pero Biden tomó la decisión correcta en el momento adecuado. Si Estados Unidos permite que la invasión no provocada de Rusia a un país vecino y el asesinato intencional de Hamas de más de 1.400 civiles –incluidos 260 jóvenes que asistían a un festival de música– queden impunes, el mundo se convertirá en un lugar mucho menos seguro para todos.


–Glosado y editado–

© El Nuevo Herald. Distribuido por Tribune Content Agency, LLC

Andrés Oppenheimer es periodista

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