La influencia de las izquierdas, por Fernando Rospigliosi

La debacle de Cateriano ha tratado de ser explicada por sus amigos por la acción de un deshonesto ‘lobby’ de universidades de baja calidad. Aunque, sin duda, ese ‘lobby’ existe y tiene una significativa representación en el Congreso, en realidad no es tan poderoso como para impedir la confianza a un Gabinete que recién se inicia.

Lo más importante parece ser la tendencia izquierdista y populista predominante en el Congreso, que no solo está representada por grupos como el Frente Amplio y UPP, sino extendida en la mayoría de las bancadas.

Fernando Vivas confirma esta impresión en una crónica, donde sostiene que “la ideología fue un factor tan o más gravitante para la mayoría de bancadas” que el tema universitario, porque es “un Parlamento inclinado hacia la izquierda”. (El Comercio, “Las claves del No a Cateriano”, 5/8/20). Ideología entendida en un sentido laxo. Y a la que hay que agregar, por supuesto, una gran dosis de oportunismo: sumarse a la que se cree es la corriente predominante del momento.

No hay que olvidar que este mismo Congreso le dio la confianza al pésimo Gabinete, responsable del descalabro que vive el país, presidido por el inepto izquierdista Vicente Zeballos con 89 votos de respaldo –Gabinete que incluía al ministro de Educación, Martín Benavides–. Poco después, Cateriano ha obtenido 37 exiguos sufragios. La algarabía que han manifestado todos los izquierdistas ante la caída de Cateriano confirma esa percepción.

Vizcarra se ha apresurado a remover a dos de los apodados “sobrinos” de Cateriano, reemplazándolos, como suele hacer, con exfuncionarios de su gobierno.

El nuevo titular de la PCM es un militar que ya tenía un notable protagonismo en el gobierno y que se ha caracterizado por sus resoplidos autoritarios. Pero coincidirá con las izquierdas que quisieran cuarentena y toque de queda indefinidos para terminar de arruinar la economía y la actividad privada.

La permanencia de Pilar Mazzetti en Salud es un elemento positivo.

El Congreso que Vizcarra y la coalición vizcarrista ha legado al Perú es nefasto y está contribuyendo a profundizar el desastre en el que está sumido el país. Pero eso le importa poco a Vizcarra. Él no enfrenta los desatinos del actual Parlamento, los elude y los deja pasar. Su objetivo, librarse de los grupos y líderes de la oposición, lo consiguió con la ayuda de la fiscalía y disolviendo el Congreso anterior. Eso le basta.

Finalmente, repito lo que dije hace dos semanas: “Cateriano no da la talla. Pero es lo que tenemos y hay que aceptar que con un presidente como Vizcarra las cosas pueden ser mucho peores”. De hecho, lo son.