Natale Amprimo Plá

No conozco a, nunca he hablado con él. La primera vez que lo escuché fue en una entrevista que dio desde para uno de los programas televisivos dominicales y que se le hizo vía Zoom, cuando se lo voceaba como candidato a una de las vicepresidencias de la fórmula que encabezó Confieso que fue una real decepción. Luego, hace pocos días, pude ver la grabación de una entrevista que dio para Canal N; admito que tampoco me generó simpatía, quizás porque quien lo entrevistaba parecía que solo buscaba agradarle.

Sin embargo, debo reconocer que la entrevista que el jueves pasado le hizo Milagros Leiva en su programa televisivo de las noches sí me agradó. Lo noté distendido y hablando de manera franca –en las anteriores lo había notado acartonado en la primera y desconfiado en la segunda–; ahora ya con mensajes sencillos pero muy efectivos, en los que daba cuenta de su camino por el país y por el mundo empresarial global.

Hizo gala de diplomacia y sensibilidad, pero que venían acompañadas de experiencias que eran como latigazos para quien pensara que no tiene determinación y las ideas claras.

Es muy positivo que alguien que recién sale al ruedo político sepa guardar las formas y, a pesar de su éxito empresarial indiscutible, muestre una vocación por querer escuchar al otro; cuando estamos acostumbrados a no ser escuchados o a recibir de respuesta un mensaje prepotente y desmedido, cuando no agraviante, de quien cree que puede imponer su criterio.

Que muestre una vocación por respetar las instituciones y fortalecerlas y que, además, se inhiba de realizar ataques ad hominem de los que, penosamente, está llena nuestra política reciente lo diferencian. La gran mayoría de los peruanos ya estamos cansados de los odiadores.

Sin embargo, esa diplomacia no le impide ser claro cuando hace un desmarque de los extremos, de uno y otro lado.

En ese sentido, hay que saludar el ingreso de Carlos Añaños a la vida Ya surgieron voces críticas respecto al porqué se afilió a un partido desconocido y cuya existencia, para muchos, incluido yo, ha sido una sorpresa. Seamos sinceros, hace buen tiempo que en el los “partidos” no son más que vehículos para impulsar a un candidato que resulta interesante para las elecciones próximas. Los partidos, tal como se concebían antes, ya no existen o están en cuidados intensivos, y muchos han recibido inclusive los santos óleos.

Además, actualmente partidos antiguos logran inscripciones que se sabe que desaparecerán al término de la siguiente elección. Es como ir al estadio a ver jugar equipos que hoy disputan su ascenso a la Primera División, pero que antaño gozaron de logros y simpatía popular. Lamentablemente, quedaron anquilosados, ya sea porque no se supieron ‘aggiornar’ a los tiempos que venían o, lo que es peor, porque no hicieron una firme lucha por defender los ideales y principios que eran su bandera, pasando como una suerte de “agua tibia”. Es una pena, pero los tiempos actuales demandan claridad y firmeza, y el pecado de tibieza también tiene penitencia.

No sabemos qué futuro le deparará la política a Carlos Añaños, pero quisiéramos más candidatos con ese perfil. Sin temor a discrepar y sin limitarse a repetir demandas sacadas de un ‘focus group’. No más odiadores, ni aprovechadores.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Natale Amprimo Plá es abogado constitucionalista