Hay varias razones que podrían hacer que buenos candidatos, como el excelente jurista Fulano Gómez, no sean electos en las próximas elecciones congresales. Conviene que las conozcan hoy, para ayudar a tener en el Congreso a gente como él, con grandes capacidades pero poca estrategia electoral. Veamos.
Primero, don Fulano no será electo si es poco conocido. Si solo diez mil personas saben que Gómez es candidato, ese será su potencial de votantes. Mucho menor por cierto que el del atleta que solo necesita los votos de una mínima parte de los millones que lo conocen. Don Fulano debería entonces, ya, promocionarse en redes sociales, escribir a sus contactos, repartir volantes, presentarse puerta a puerta y usar cualquier otra forma de hacerse conocido.
Tampoco será electo si la gente no conoce sus cualidades, formación o experiencia relevante para el cargo. Y menos, si no sabe el trabajo de este jurista para la comunidad. Aquí cualquier artista de la farándula, que “ayuda” (con o sin comillas) a gente en sus programas, le lleva muchísima ventaja. Gómez debería por ello decir, fuerte y sin timidez, quién es, qué conoce y cuánto ha hecho por su comunidad. O mejor, lograr que lo digan quienes se hayan beneficiado con ello.
Y no lo será si sus propuestas son poco interesantes o poco diferenciales. Si planea defender los derechos de los ‘boy scouts’, probablemente interese menos que plantear reformar el IPSS. Pero tampoco ganará si don Fulano postula temas muy populares, pero que todos ofrecen, como luchar contra la corrupción. Y no será electo si busca contentar a todos, pues la gente espera a alguien dispuesto a luchar frente a intereses contrarios.
Por cierto, no ganará si Fulano olvida que su suerte depende de que el partido por el que se presenta tenga suficientes votos. Para poder ganar, debe entonces promover activamente tanto su propia candidatura como la de su partido, y olvidarse de decir que es solo “invitado”, pues en realidad es responsable de los que ingresan con él.
Pero, mucho más importante que todo lo anterior, Fulano debe entender que no será elegido si ve su propia postulación como una aventura y no se juegue el todo por el todo en ella. Solo podrá ganar si entiende que es momento de decir “yo quiero”, y ya no “me lo han pedido” o “yo no soy político”. El ciudadano solo votará por Gómez si ve que expresa ganas y compromiso claro con el puesto.
En fin, si don Fulano Gómez cree realmente que al ser elegido podría ser muy útil para el país, tiene tres semanas para reorientar su campaña. Ojalá lo haga, porque la responsabilidad de los resultados del próximo 26 de enero no es solo de los votantes, sino también de los candidatos. Que tengan una gran semana.