El actual gobierno será recordado como el de la Transparencia cero, y a la pareja presidencial eso ya no parece quitarle el sueño.
Tenemos un caso reciente de poca claridad, como es la licitación del gasoducto del sur. El tema fue editorializado por nuestro Diario debido a que una serie de trabas dejaron a un único postor, para esta obra de US$7.328 millones: la brasilera Odebrecht. Sí, Odebrecht, la misma que construyó la interoceánica sur por US$ 2.800 millones (tres veces el presupuesto inicial), y cuestionada en su país por sobrevalorar infraestructura mundialista.
“Tengo pesadillas donde veo que el presidente del Perú es Odebrecht y lo único que elegimos cada cinco años es a su representante”, escribió el dramaturgo limeño César de María en Twitter, cuando el presidente García anunció que el Cristo del Pacífico era un regalo de su gestión, con el apoyo de Odebrecht para su construcción. En las pesadillas de De María debe haber entrado ahora OAS, empresa brasilera que hace de las suyas gracias a una suerte de esquema de “licitación conyugal”, donde solo llegan a postular sus engreídos.
OAS es cercana al propagandista Favre y alguna vez fue criticada por Susana Villarán (ahora tiene cordial relación con ellos tras calificar de “corruptos” sus contratos con el ex alcalde Castañeda).
Todo indica que se le ha hecho una licitación a medida para el Proyecto Especial de Irrigación e Hidroenergético del Alto Piura (PEIHAP). Aquí una muestra: hay requisitos que bloquean la participación de otros postores, nacionales e internacionales. Uno de ellos es haber ejecutado una obra en nuestro país “con túnel a más de 1,550 msnm y con presa mayor a 60 m3 en los últimos 5 años”. Solo Huascacocha tiene esas características. ¿Quién la construyó? OAS.
Esta licitación ha sido sacada del ámbito de control del Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado, OSCE, y encargada a la Organización de Estados Iberoamericanos, OEI, (cuando el ex ministro de Salud Hernán Garrido Lecca usó es vía para licitar la construcción de hospitales, fue duramente cuestionado).
Diversas constructoras han expresado su malestar sobre este aparente caso de “licitación conyugal”. Y han dirigido cartas a la OEI, a la Cámara Peruana de la Construcción, CAPECO, y al gobierno regional de Piura para que las bases de la licitación no atropellen la ley de contrataciones con el Estado.
Las licitaciones, además de ajustarse a ley, debieran tener requisitos sobre la idoneidad de todos los postores.
En el caso de OAS, se sabe que en Bolivia generaron conflictos sociales por talar indebidamente cientos de árboles para apurar los trabajos de la carretera que cruza el Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis). Además, dirigentes transportistas denunciaron que disimularon con alquitrán las rajaduras en una vía.
En Chile tuvieron quejas por maltratos laborales; en Ecuador por obras de negativo impacto ambiental y social (represa Baba Vinces).
En Brasil las usuales lluvias de Salvador quebraron el techo del nuevo estadio Arena Fonte Nova Participaçoes, Globo Noticias da cuenta de denuncias por corrupción y tráfico de influencias, para evitar problemas por el derrumbe en una terminal ferroviaria.
Es con nuestros impuestos que se pagan las obras licitadas por el gobierno. Exijamos transparencia y decencia. Las “licitaciones conyugales” que las pague el par de Palacio. ¡Faltaba más!