Andrés Oppenheimer

Uno de los mayores misterios de la campaña para las elecciones del 5 de noviembre en Estados Unidos es por qué el candidato republicano, Donald Trump –que diariamente insulta a los indocumentados y ha dicho que los inmigrantes “están envenenando la sangre de nuestro país”–, ha ido ganando terreno entre los votantes hispanos en los últimos años.

Para ser claros, Trump no lidera las encuestas entre los votantes hispanos, como lo afirma falsamente todo el tiempo. Una encuesta reciente de votantes hispanos de “The New York Times” y Siena College muestra que Trump está recibiendo el 37% del voto latino en el ámbito nacional, contra un 56% de la vicepresidenta y candidata demócrata Kamala Harris.

Pero Trump ha aumentado su margen de apoyo entre los hispanos en alrededor de 9 puntos porcentuales desde las elecciones del 2016. Harris, por otro lado, está obteniendo alrededor de 12 puntos porcentuales menos del voto latino del que recibió la candidata demócrata Hillary Clinton en el 2016.

Los portavoces de la campaña de Harris dicen que muchos latinos que no siguen regularmente las noticias no están al tanto de sus declaraciones que deshumanizan a los inmigrantes y promueven el odio racial.

Trump ha venido escalando su discurso antiinmigrante en días recientes, insistiendo en su falsa afirmación de que la mayoría de los indocumentados son criminales y que han “invadido” EE.UU. De hecho, varios estudios han demostrado que los indocumentados cometen menos crímenes violentos que los estadounidenses.

Y las cifras oficiales muestran que el número de cruces fronterizos no autorizados se ha desplomado en un 70% este año.

“Estas personas son animales”, dijo Trump en un mitin de campaña el 28 de setiembre, refiriéndose a los indocumentados. Sí, el candidato republicano había dicho el 16 de diciembre que los inmigrantes “están envenenando la sangre de nuestro país”, un término que popularizó el líder nazi Adolf Hitler.

Ernesto Castañeda, director del Centro de Estudios Latinoamericanos y Latinos de la American University, dice que una de las razones por las que muchos latinos apoyan a Trump es porque no creen que esté hablando de ellos cuando lanza sus diatribas contra los inmigrantes.

“Algunos dicen: ‘No está hablando de mí. Está hablando de otros, de los inmigrantes malos. Yo soy un inmigrante bueno’”, me dijo Castañeda.

Trump también afirma que los indocumentados les están quitando puestos de trabajo a los hispanos establecidos desde hace mucho tiempo. Sin embargo, según la Cámara de Comercio de Estados Unidos, hay una enorme escasez de trabajadores para cubrir los puestos que los estadounidenses y los residentes legales no quieren realizar.

Probablemente, la principal razón detrás del aumento del voto latino para Trump sea que el Partido Demócrata ha dado por sentado este apoyo.

Los demócratas saben que ganarán fácilmente en los principales estados con población hispana, como California y Nueva York, y que perderán Florida y Texas.

Por eso no gastan muchos recursos tratando de cortejar a los votantes hispanos, aunque podrían ser un factor decisivo en estados indecisos como Nevada o Arizona.

Si las encuestas están en lo cierto y más latinos se inclinan por Trump, será un caso extraño de una minoría que apoya a un candidato que los insulta regularmente y aviva el odio racial, además de no haber hecho nada para mejorar su situación económica.

Pero eso es lo que hacen los populistas carismáticos: son muy buenos para convencer a la gente de votar en contra de sus propios intereses.


–Glosado y editado–

© El Nuevo Herald. Distribuido por Tribune Content Agency, LLC


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Andrés Oppenheimer es periodista

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