La revelación de Graciela Villasís en El Comercio de un presunto acto de corrupción que involucra al presidente Martín Vizcarra y al ministro de Transportes, Edmer Trujillo, cuando eran gobernador y gerente del Gobierno Regional de Moquegua respectivamente, no es nueva, como se han encargado de recordar otros periodistas. Pero sí es reciente la denuncia de la contraloría a 14 exfuncionarios de ese gobierno regional “y a los que resulten responsables”, que permitirá a la fiscalía investigar nuevamente el caso.
En el último día como gobernador de Moquegua de Vizcarra, el 31 de diciembre del 2014, el gerente regional Edmer Trujillo autorizó entregarle, de manera totalmente irregular, casi 42 millones de soles fraccionados en 133 recibos a un consorcio integrado por ICCGSA, una de las más notorias compañías del ahora llamado ‘club de la construcción’, grupo de empresas investigado por sus pagos de sobornos a funcionarios para obtener obras públicas.
Se trataba de un adelanto para un hospital, una obra que no solo no había empezado sino que ni siquiera tenía el terreno para ser construido.
En el negocio también participó José Manuel Hernández, cuya firma supervisora –que cobró más de 7 millones de soles en esta obra– empezó el velocísimo trámite con una carta a Vizcarra y Trujillo para que pagaran el adelanto al consorcio. Hernández luego fue colega de Gabinete de Vizcarra y Trujillo como ministro de Agricultura en el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski. Graciela Villasís detalla cómo en cuestión de minutos cada procedimiento, que usualmente demora días y semanas, avanzaba en vísperas de Año Nuevo en el Gobierno Regional de Moquegua.
Aunque lo ha negado, no hay posibilidad alguna de que Trujillo hubiera realizado ese enorme desembolso en un solo día y festinado numerosos trámites, como señala la contraloría, sin el conocimiento y el aval de su jefe y amigo, Martín Vizcarra. Sobre todo teniendo en cuenta que el entonces gobernador era un conocedor del tema, pues él mismo es propietario –con su hermano– de una empresa constructora que había participado antes en varias obras asociada a otras compañías del ahora denominado ‘club de la construcción’.
Pero hay más. Un año antes, el 20 de diciembre del 2013, dos días después de firmado el contrato con el consorcio que construiría el hospital, el gobierno regional de Martín y Edmer les entregó ilegalmente un adelanto de casi 25 millones de soles sin que hubieran hecho absolutamente nada. Ni siquiera existía el expediente técnico de la obra, que solo estuvo listo un año después. En suma, el gobierno regional de Martín y Edmer entregó unos 67 millones de soles –la mitad del presupuesto total– a ese consorcio antes siquiera de que se hubiera colocado la primera piedra del hospital.
El caso ha sido ventilado antes. Por ejemplo, el 3 de abril del 2015 “La República” informó que Vizcarra sería denunciado en Moquegua “por presuntas irregularidades en la aprobación del proyecto de construcción del nuevo hospital regional”. Ahí se detalla el pago en el último día de su gobierno. También Christopher Acosta realizó un reportaje para “Latina” donde se trata ese asunto (28/10/18). Y “Expreso” también reveló: “Adelantos millonarios sin expediente técnico en hospital regional de Moquegua” (17/6/19).
No obstante, las denuncias fueron archivadas en la fiscalía en el 2017 –cuando Vizcarra era vicepresidente y embajador en Canadá– y en el 2018, cuando era presidente de la República. Pero ahora la investigación se reabriría en base a la denuncia de la contraloría.
Varios de los numerosos aduladores de Vizcarra se muestran ahora impactados, sorprendidos, conmocionados. En realidad, no es para tanto. Hay mucho más que ese hospital en la trayectoria del ex gobernador regional, exministro de Transportes y ahora presidente. Y por supuesto, en la de su inseparable ex gerente regional, dos veces ministro de Transportes y exministro de Vivienda. Solo hay que esperar un poco. Que se debilite su control sobre la fiscalía y el sistema de justicia, que se resquebraje su poder político. Entonces, cuando los fiscales hagan las preguntas que tienen que hacer a los testigos y aspirantes a colaboradores que conocen muchas cosas, ahí sí los zalameros y obsequiosos vizcarristas deberían impactarse, sobresaltarse, estremecerse, convulsionarse.
Por último, no se puede dejar de puntualizar que de esta manera quedan desmentidas las falsas acusaciones que se hacen a los nativos de Moquegua, esa hermosa y soleada tierra que, según dicen sus críticos, se toman las cosas con calma y paciencia. Con Martín y Edmer nadie dormía la siesta moqueguana en el gobierno regional. Por lo menos no en vísperas de Año Nuevo.