MARIELLA BALBI
Periodista
Se han escrito ríos de tinta sobre la violencia física y psicológica contra la mujer. Hemos visto millones de reportajes, denuncias, lágrimas, dolor. Pero nada parece arredrar al macho que vive en el planeta Tierra. Los animales no agreden tan fácilmente a la hembra como lo hacen millones de varones.
El animal ataca para marcar su dominio; incluso, cuando la hembra no está en celo, no hay manera de que pueda haber apareamiento. La cantidad de esfuerzo, inversión y reflexión en torno al tema no permite explicar –no hablamos de detener– esta violencia contra la mujer.
Está aquí, en los sectores pobres y ricos. España tuvo que ampliar el número de juzgados femeninos hace un tiempo porque estaban saturados. Es una realidad intolerable, abusiva, salvaje, pero se repite día a día, en cifras alarmantes.
Por eso llama la atención que dos políticas reconocidas y apreciadas como Lourdes Flores y Marisol Pérez Tello (ambas amigas de quien esto escribe y admiradas por su entereza) defiendan a un pegalón. Algunas y algunos pensarán que son muy ‘derechosas’, pero ello no amerita una condena.
Más bien nos preguntamos, cercanos y lejanos, por qué una defensa tan férrea de alguien que tiene cuatro denuncias en la comisaría por violencia física y policial, dos por no respetar a la autoridad policial, empujando en una ocasión a una mujer policía.
Marisol, abogada, notaria, congresista, esgrimió como prueba a favor de Pablo Secada, el denunciado en cuestión, que es un gran karateca. Bastante ingenuo por decir lo menos. Lourdes afirma que para ella es como un hijo, soslayando la realidad.
Quienes son desconfiados sostienen que la actitud de estas queridas amigas es una cuestión de poder. Específicamente una lucha fratricida entre lo que sería el ala conservadora del PPC y la –digamos– renovadora.
Si imponen a Secada como precandidato a la Alcaldía de Lima, gana la facción de Lourdes contra la de Raúl Castro Stagnaro. ¿Será? Aun siendo cierto, ello no puede justificar una agresión contra el género femenino. El de Lourdes y Marisol, donde la agraviada –la llamada pareja sentimental– simboliza a todas las mujeres que viven este drama.
Soslayan Lourdes y Marisol que el denunciado primero le echó la culpa de su situación a Luis Castañeda, Álex Kouri y Alan García. Incomprensible como argumentación, la trilogía del mal. También la prensa –cosa que se ha vuelto de moda– entró en la colada.
Las tres denuncias de la pareja del regidor en cuestión son bastante detalladas. Hablan de agresiones físicas, de insultos, típicos por cierto en estas circunstancias por las que pasan millones de mujeres. A saber: no eres nadie, no sirves para nada, eres una bruta, no vales.
Pero Lourdes y Marisol le creen a la atropellada que es “muñeca brava”, que no fue tanto, que fue mutuo y que arregló. Cómo creerle a una persona que le “mintió y exageró” a la policía en tres ocasiones. ¿Y si les está mintiendo? A los buenos amigos se les acompaña en todas, sin duda. Pero no se les apoya cuando violentan a una mujer, se les ofrece ayuda y redención. Nada más.