Uno de los requisitos fundamentales para un buen manejo macroeconómico es que la política fiscal, a cargo del MEF, y la política monetaria, en manos del BCR, sí vayan por cuerdas separadas: el MEF debe tener su mirada fija en el crecimiento económico y la sostenibilidad fiscal, mientras el BCR se concentra en la inflación. Nuestra Constitución consagra la autonomía del BCR, pues ya deberíamos haber aprendido que, cuando se confunden los roles y el BCR prende la ‘maquinita’ sin cuidar la inflación, las cosas salen muy mal. Por eso es peligroso que, al analizar las críticas del titular del MEF, José Arista, al presidente del BCR, Julio Velarde, nos limitemos a lamentar las formas y no veamos el grave riesgo que se esconde en el fondo de sus declaraciones.
“Julio también debería escuchar el pedido del ministerio, que pedimos que sea más proactivo en reducir la tasa de interés real, que es bastante alta”, dijo Arista el viernes pasado, entre bromas, luego de que Velarde lamentara que el MEF haya perdido su poder para frenar los impulsos populistas del Parlamento. El MEF, debería quedarle claro al ministro, no tiene vela en el entierro de la política monetaria. Que Arista mencione un pedido suyo sobre la tasa de referencia del BCR es una muestra de que la autonomía del BCR no le quita el sueño.
Otro punto que preocupa es que haya dicho que se requiere bajar la tasa para “mover más el mercado hipotecario”. Como debería saber el ministro, las tasas hipotecarias no siguen a la tasa del BCR, sino a los rendimientos de los bonos soberanos. Y también debería saber que esos rendimientos no dependen del BCR, sino de factores como las expectativas sobre la demanda futura de estos papeles, que han sido fuertemente golpeadas por una de las medidas populistas que el Ejecutivo no ha intentado siquiera observar.
El debate y posterior aprobación del séptimo retiro de los fondos de las AFP presionó al alza los rendimientos de estos papeles, pues se espera que estas vendan bonos para realizar los depósitos y que no tengan tanta capacidad para comprarlos en el futuro. Y pese a que este problema ha sido creado por el Congreso, con la anuencia del Ejecutivo, es el BCR el que está implementando una estrategia para evitar este efecto adverso, a través de compras en el mercado secundario y repos, como ya ha hecho en anteriores retiros.
Sería bueno que Arista se concentre en sus zapatos, la política fiscal, y decida que, si no tiene el temple para afrontar las críticas con seriedad y respeto a la institucionalidad, puede buscar otros púlpitos para hacer sus bromas. Tal vez le convenga evaluar una carrera en el ‘stand-up comedy’, muy lejos del MEF.