Dina Boluarte ha prometido mantener el déficit fiscal en 2,4% del PBI. Pedirá aumentar el presupuesto y anuncia la construcción de hospitales de alta complejidad, dos prisiones y varios miles de kilómetros de carreteras.
La jefa del Estado promete invertir S/1.630 millones durante todo su mandato en centros penitenciarios. Habla de S/7 mil millones para invertir en hospitales de alta complejidad.
Por supuesto se necesitan penales, pero de nada servirán si no se hace algo para combatir a la delincuencia. Boluarte propone, entre las medidas para enfrentarla, una ley para poder expulsar a los extranjeros que cometan delitos, pero… ¡después de la sentencia!
Mucho antes de eso, se necesita atrapar a los delincuentes. Con frecuencia, vemos que los delincuentes salen libres a pesar de la acción policial, las pruebas y la evidencia.
Dina Boluarte no ha dicho nada sobre aliviar la carga procesal del Ministerio Público y el Poder Judicial. Ese es el cuello de botella. La calidad de la acción fiscal y judicial son pieza clave en el atraso de este empeño.
La mandataria quiere crear la categoría de Policía de Orden y Seguridad. No ha dicho en qué consiste, quiénes calificarían y cómo se elegiría a los que desempeñarían esta función.
Se necesitan más policías en la calle, sí, pero más policías de investigación criminal. Como en el caso de los fiscales, estos agentes no se dan abasto.
La presidente Boluarte debe partir de un diagnóstico. Carece de tal instrumento y, por tanto, invertirá mal los recursos y la iniciativa legislativa.
¿De dónde sacará el dinero el Gobierno? Boluarte cree que podrá contar con el cobro del 42% de la deuda tributaria, que estima en S/ 9.100 millones. O sea, los recursos vendrán del reino de la fantasía.
Una deuda no es un ingreso. Primero, tiene que cobrarse.
Con respecto a la inversión, la presidente Boluarte ha mencionado que en exploración minera se ha destrabado inversiones por US$316 millones. Pone en evidencia, con ello, que ignora los órdenes de magnitud.
En el Perú no requerimos US$300 millones, sino US$3 mil o US$30 mil millones de inversión, en exploración y desarrollo.
La jefa del Estado quiere que haya inversiones para Lima y su desarrollo vial. Cree que logrará la financiación para esto con la aprobación de un proyecto de ley. Se trata de la Creación del Fideicomiso de Titulización para el desarrollo de la movilidad urbana.
Parece que la señora presidenta no sabe que el alcalde Lima está por expulsar del Perú al fondo de inversiones Brookfield, uno de los más grandes del mundo. El municipio a cargo de Rafael López Aliaga ha decidido por su propia voluntad que el contrato es nulo y no se somete a las decisiones del tribunal arbitral acordado.
Nadie va a querer venir a invertir en desarrollo vial no solo en Lima, sino en el Perú. La ley que propone Boluarte podrá ponerse en un marco y este podrá adornar el Hall de los Pasos Perdidos, en el Congreso.
Si el alcalde de Lima avanza en su despropósito antiinversión, nada salvará al Gobierno.
Dina Boluarte se tomó tres horas para exhibirse tal como está: fuera de la realidad. Ojalá que, después de fiestas, alguien le cuente lo mal que está.