En 1979, cuando estaba alojado en el hotel Ukrainia (Ucrania) de Moscú, a la hora del desayuno, mientras esperaba a Igor Nemira, el traductor, unas seis personas que se encontraban en otra mesa me llamaron para que los acompañara. Les respondí, en inglés, que no hablaba ruso. Ellos me contestaron en un perfecto inglés. Eran profesores de este idioma, todos de Armenia. Me preguntaron de dónde era y les respondí: del Perú. Uno de ellos, aficionado al , me dijo entonces: ustedes los peruanos y los latinoamericanos son víctimas de la corrupción capitalista, porque nadie puede creer que un equipo tan bueno como el que tuvieron en el Mundial de Argentina 1978 haya perdido 6 a 0 con el dueño de casa, que necesitaba por lo menos ganar 5 a 0 para pasar a las finales.

Lamentablemente, el fútbol, como los Juegos Olímpicos, no está exento de hechos extradeportivos: acuerdos políticos, violencia, conflicto entre países (recordemos la llamada ‘guerra del fútbol’ entre Honduras y Guatemala), entendimientos económicos bajo la mesa y una serie de diversos hechos que pueden dañar la imagen de una competencia como los mundiales.

Lo que ha sucedido en Qatar, antes del pitazo inicial del inaugural que ganó Ecuador al anfitrión y que ahora sigue su emocionante curso, es un ejemplo negativo y una muestra de cómo decisiones antideportivas manchan una hermosa competencia. Al menos hermosa para los que disfrutan del fútbol. Violaciones de los derechos humanos, discriminación de las minorías, explotación y la muerte de varios obreros que construyeron esos estadios monumentales modernísimos son solo algunos de los abominables hechos que alberga la sombra de este torneo. Allí, donde también rueda la pelota de pie en pie, se maltrata a las personas por su orientación sexual y se vulneran los derechos de las mujeres. El Mundial de Qatar está manchado por su inhumanidad.

Veo fútbol desde 1954. He disfrutado a lo largo de casi 60 años de extraordinarias selecciones, equipos y magníficos jugadores; partidos hermosos y electrizantes; partidos aburridos que te hacen bostezar a cada rato. Pero, como se sabe, en el fútbol no hay lógica y tenemos para todos los gustos, además de diferencias generacionales. Por eso, el lector podrá advertir que el título de este artículo es “mi” y no “la” mejor selección.

Por ejemplo, ¿qué selección fue mejor, la Argentina del genial Maradona o la de los Países Bajos del exquisito Johan Cruyff? En el Sudamericano de 1957, así se llamaba por esa época lo que ahora conocemos como Copa América, Argentina mostró una delantera que fue una máquina de jugar lindo y hacer goles: Corbatta, Maschio, Angelillo, Sívori –un fuera de serie– y Cruz. Antes de jugar contra Perú, que le ganó 1 a 0 con gol de Alberto Terry, ya se había coronado campeón.

Los cronistas y comentaristas deportivos, no solo peruanos, dicen que uno de los partidos más bellos fue el Perú-Brasil del Mundial del 70. Sin duda lo fue. Además, quizás ese equipo brasileño podría ser, para algunos, el mejor de la historia del fútbol hasta la fecha.

Perú tiene un récord. En dos eliminatorias y en los mundiales que jugó, perdió o empató contra el campeón mundial. Fue eliminado por Brasil en 1957. Luego ese equipo que nos eliminó porque a Didí se le ocurrió patear un tiro libre que llamó ‘foia secca’ fue campeón en Suecia 1958. Nos eliminó Argentina para el Mundial de México 1986, con gol de Gareca. Curioso, ambos nos llevaron como entrenadores a los mundiales. Cosas del destino. De todos esos grandes equipos que nos ganaron y de otros que fueron campeones mundiales como Inglaterra (1966), Alemania por cuatro veces y España 2010, me quedo con el Brasil de Suecia. Un verdadero ballet infernal. Pelé, un genio rodeado de diez maravillas.

Con algunos cambios en el Mundial de Chile 1962 –los defensas centrales Zozimo, que luego jugaría en el Boys, y Mauro reemplazaron a Orlando y Bellini– ganaron sin Pelé, pues se lesionó en el primer partido, contra la ex Checoslovaquia –un gran equipo que en ese partido empató con Brasil 0 a 0–. El reemplazo de Pelé, Amarildo, fue buenísimo.

Con esas maravillas fueron bicampeones de manera consecutiva. ¿Lo hará Francia en Qatar?

Francisco Miró Quesada Rada es exdirector de El Comercio