Un ‘selfie’ no solo es un ejercicio fotográfico tan entusiasta como solitario; también es una cibernética posibilidad para cometer el más terrible de los desatinos. Hay autorretratos tomados en el lugar y momento equivocado, hay clics en los avanzados teléfonos móviles que certifican la pérdida absoluta del sentido común. Un ‘selfie’ de dos reporteras con un edificio incendiándose detrás de ellas o uno de un grupo de soldados rusos luego de un ataque en Ucrania. Los ‘selfies’ de los ministros del gobierno de Ollanta Humala han superado su simple condición de ingredientes para el anecdotario, porque son gestos que definen un trágico momento político para el país. Un sistema gubernamental sin mensaje definido, sin mapa de acción, sin liderazgo. El Perú está así de desorientado porque hasta el mismo Gabinete, con un celular en la mano, ha dejado a nuestro presidente en un poco elegante segundo plano.
Dice el ministro del Ambiente, Manuel Pulgar-Vidal, que esas fotos tomadas con los celulares no fueron un acto de irrespeto al presidente de la República. ¿Perdón? Un ‘selfie’ también es un acto de aislamiento, un arrebato de narcisismo (¿quién no lo ha hecho alguna vez?) donde por un pequeño instante le haces caso a la recordada balada de Franco de Vita: solo importas tú. Si Ollanta Humala había decidido improvisar un mensaje en la puerta de Palacio, ¿era respetuoso que sus apóstoles ministeriales se desentiendan de ese acto para hacerse fotos como si fueran los Rolling Stones con el público del estadio de Wembley de fondo? En el día que el mandatario tenía que mostrar ante el país la entereza y la fuerza de un héroe de película, sus más cercanos aliados lo convirtieron en el hombre invisible.
Esa imagen del ‘selfie’ ministerial dice mucho más que las dos horas del discurso de Humala. Algunos periodistas, luego de las 4 medallas de oro en los Juegos Panamericanos, esperábamos que se instale un ministerio del deporte para encaminarnos a los Juegos de Lima 2019. Ahora nos enfrentamos a propuestas en redes sociales para la formación del ministerio del ‘selfie’. Es lo más cercano a lo que se vive en los máximos poderes del Perú. Figuretismo, informalidad y una distorsión a la realidad para vernos un poco más felices.
Los puntos turísticos más visitados del planeta son el centro ideal para un autorretrato al paso. Un ‘selfie’ en la Torre Eiffel, otro en la Estatua de la Libertad o en la puerta de ingreso al Coliseo Romano. El ‘selfie’ soñado en el sitio al cual siempre soñaste llegar y al cual difícilmente regresarás. Por eso los ministros de Humala se tomaron ese ‘selfie’ en Palacio de Gobierno. Fue una resignada manera de despedirse de un lugar al cual quizá nunca volverán.