“Me lo presentaron el producto, entré a Google, investigué, hay bibliografía. Es un tipo de agua que puede ingresar con mayor facilidad a través de la membrana celular”, respondió el entonces ministro de Salud, Hernán Condori, al ser consultado en el Congreso de la República por la promoción que había hecho en redes sociales sobre los supuestos beneficios del agua arracimada. Condori, además, había sido denunciado por el Ministerio Público por presuntos cobros indebidos cuando trabajaba en la Red Integrada de Salud de Chanchamayo. Como sabemos, el entonces titular del Ministerio de Salud (Minsa) lideró esa cartera en plena emergencia sanitaria por la pandemia del COVID-19.
En los últimos años hemos visto cómo el ente rector de la salud en el Perú es liderado por profesionales de muy cuestionada trayectoria y sin visión alguna de política de Estado. De hecho, en un mismo Gobierno circulan ministros con ideas opuestas sobre el rumbo que debe tener el sector.
Recientemente, este Diario informó que, al menos desde el 2016, los titulares de Salud han durado en el cargo menos de 200 días en promedio. La última en renunciar a dicha cartera ha sido Rosa Gutiérrez, por el pésimo manejo que el Gobierno está teniendo del dengue. La ha sucedido en el cargo César Vásquez Sánchez quien, según ECData, es el ministro número 44 en lo que va de las últimas cuatro décadas. Cuarenta y cuatro ministros en menos de 43 años. Y la tendencia de menor tiempo en el cargo se ha acentuado en los últimos siete años.
En el 2021, el actual ministro de Salud fue denunciado constitucionalmente por la ex fiscal de la Nación Zoraida Ávalos por el delito de tráfico de influencias agravado. Esto, por hechos relacionados con el presunto grupo criminal Los Temerarios del Crimen, liderado por el entonces alcalde de Chiclayo David Cornejo Chinguel y a quienes se les atribuyen delitos como tráfico de influencias y lavado de activos. Según la fiscalía, Vásquez Sánchez era el encargado de “direccionar” los proyectos desde la Comisión de Presupuesto del Congreso cuando era parlamentario por Alianza para el Progreso (APP), liderado por César Acuña.
Además, el titular del Minsa tiene 19 denuncias en total: seis en la fiscalía de Lambayeque y 13 en la de Cajamarca. Entre los delitos que se le imputan figuran apropiación ilícita, abuso de autoridad, desobediencia y resistencia a la autoridad, fraude procesal, atentados contra la autoridad, extorsión, negociación incompatible, aprovechamiento indebido del cargo, peculado, delitos contra el patrimonio, contra la vida, el cuerpo y la salud. Tremendo repertorio.
También se ha conocido que el titular del Minsa es cercano al expresidente Pedro Castillo y al prófugo empresario Alejandro Sánchez, dueño de la casa del pasaje Sarratea ubicada en Breña. Según la fiscalía, en dicho inmueble se negociaron millonarias obras públicas y el copamiento de ministerios como el de Transportes y Comunicaciones.
En su carrera política, Vásquez postuló a la alcaldía provincial de Chota con el Movimiento Regional Fuerza Social Cajamarca, a congresista con Alianza por el Gran Cambio y a vicepresidente regional con la organización Frente Regional de Cajamarca en los años 2010, 2011 y 2014, respectivamente, pero no tuvo éxito. En el 2016 fue elegido congresista y el año pasado postuló a gobernador regional de Cajamarca por APP, aunque no fue elegido.
Lo increíble es que este sea el mejor candidato que ha encontrado el gobierno de Dina Boluarte para liderar el Minsa en medio de una de las peores epidemias de dengue en la historia del Perú. Y cuando somos el país con más muertos por dengue por millón de habitantes en las Américas. Tristes récords los que exhibimos.
A esta alta rotación de ministros se suman los nombramientos de profesionales que no dan la talla para administrar el sector. Un sector literalmente vital para los peruanos, sigue sumando precariedad política y exhibiendo ausencia de reformas. Continúa dando tumbos y carece de una orientación clara.
Esto explica por qué desde la pandemia, donde la salud recobró una importancia sin precedentes, lo único que ha hecho el sector es empeorar. Muestra evidente es el pésimo manejo del dengue y que sigan sin ser capaces de implementar algo tan básico como un primer nivel de atención articulado y con capacidad de resolución. Lograrlo demanda profesionales de la salud adecuadamente capacitados, acceso a medicamentos, historia clínica electrónica, un sistema robusto de referencias y contrarreferencias y, por supuesto, decisión política. Nada de eso vemos hoy.