Rubén Vargas Céspedes

El proceso de producción de la tiene una naturaleza económica similar a cualquier otro derivado agrícola. Ambos utilizan insumos químicos y materia prima. La diferencia –simplificando– es que el primero abastece a la demanda de un mercado ilegal y, por lo tanto, toda la cadena de suministro se mueve también en ese mismo ámbito.

De acuerdo con los cálculos realizados por la Intendencia Nacional de Insumos Químicos y Bienes Fiscalizados, cerca del 80% de los insumos químicos que utiliza el narcotráfico tiene un origen lícito; es decir, fueron fabricados, importados y comercializados por personas naturales y jurídicas constituidas legalmente. Y, además, considerando que la fiscalización y la lucha contra la evasión tributaria son funciones inherentes a la , se pensó que esta institución debería hacerse cargo de la lucha contra el desvío de los insumos químicos que utilizan las dos economías ilegales más poderosas del país: el narcotráfico y la .

En efecto, la Sunat es la única institución que podría decirnos qué empresas fabrican ácido sulfúrico, qué empresas importan acetona, qué empresas comercializan o utilizan en sus procesos productivos estos y otros insumos controlados. No solo eso, con su privilegiada base de datos y la supercomputadora que tiene es la que podría hacer los cruces de información para saber, con absoluta precisión, cuánto se fabrica, cuánto se importa, cuánto se consume y dónde se está produciendo el desvío ilegal de los insumos químicos. Es más, el marco legal obliga a los usuarios (personas que desarrollan actividades con bienes fiscalizados) a inscribirse en el registro respectivo y transitar únicamente por las rutas fiscales (vías de transporte de uso obligatorio).

Considero que las premisas que justificaron el actual marco legal siguen vigentes y válidas; sin embargo, lamentablemente, esta vez el factor humano es el principal escollo para aprovechar el enorme potencial que tiene la Sunat en la lucha contra el narcotráfico. Los sucesivos jefes de la Intendencia Nacional de Insumos Químicos nunca se desprendieron del escritorio y del uniforme cómodo de burócratas. Como sabemos, en el Vraem se procesa más del 70% de toda la cocaína anual (700TM3). Lo lógico sería que en este extenso valle se tengan, en puntos estratégicos, equipos itinerantes u oficinas fijas de esta intendencia. Pero no, nada de eso. Ellos están solo en las zonas que no les resulte peligrosas.

A partir del origen legal de los insumos químicos que utiliza el narcotráfico, el sentido común nos indica que los primeros candados para evitar su desvío tendrían que estar precisamente en ese sector o, en trabajo conjunto con la policía, identificar los siete insumos más utilizados para concentrarse en su fiscalización. Sin embargo, optaron por comprar costosos vehículos (‘backscatter’) que, en teoría, deberían estar escaneando todo lo que entra y sale de las cuencas cocaleras, pero, por falta de mantenimiento, se han convertido en elefantes blancos.

Considerando la actual producción potencial de cocaína (mil toneladas anuales) se podría calcular que el desvío de los insumos químicos alcanzaría las 80 mil toneladas. En volúmenes, serían principalmente los combustibles, la cal, la acetona y el ácido sulfúrico. Esta cantidad no se traslada en acémilas o en la maletera de los autos. Más bien, nunca se esconden, son transportados por las rutas fiscales y pasan, sin ningún contratiempo, por todos los controles, tanto de la Sunat como de la policía.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Rubén Vargas Céspedes es exministro del Interior

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