El gobierno prevé un crecimiento de 4% para el primer trimestre y para todo el 2020. Así lo ha declarado la ministra de Economía, María Antonieta Alva.
Es una ilusión. Todos los ministros de Economía de los últimos 10 años han proyectado una cifra a principios de año que luego han tenido que bajar.
La ministra de Economía actual cree que con ella va a ser diferente.
A pesar de no tener oposición en su política económica, el gobierno no ha hecho ninguna reforma sustantiva.
El anuncio del presidente Martín Vizcarra sobre Tía María ha terminado de liquidar toda posibilidad de crecimiento. Él ha dicho que en lo que queda de su gobierno Tía María no va de ninguna manera.
El presidente hizo estas declaraciones en Canal N, el 29 de enero, a Mávila Huertas. “No hay forma”, le dijo.
El presidente Vizcarra cerró el Congreso por política. Ese Congreso, por malo que fuera, no obstaculizó a ninguno de los ministros en el manejo económico. Cerrarlo, sin embargo, era popular, y, entonces, lo cerró.
El proyecto minero Tía María es un estupendo proyecto desde el punto de vista ambiental, económico, social. Heredó, sin embargo, un mal historial, y no logró revertirlo.
El gobierno le dio licencia, después de muchísimas evaluaciones. La licencia, sin embargo, no sirvió de nada. El presidente Vizcarra, más bien, pactó en secreto con el presidente regional cómo plantear la negativa.
El mensaje es muy sencillo. El inversionista debe atender, además de su proyecto y la ley, a la popularidad del presidente.
Un inversionista puede pasar los trámites legales, puede tener miles de millones de dólares, puede favorecer el uso del agua o reducir el impacto ambiental. Nada de eso, sin embargo, garantiza la inversión. La inversión solo procede si hay “licencia social”.
La “licencia social” no es una herramienta jurídica, sino política. Es un instrumento político para la popularidad de las más altas autoridades.
No hay forma de que el país crezca si impera el criterio político. Solo podemos crecer si eliminamos y reducimos las trabas legales. Pero si no solo no hacemos eso, sino que, además, ponemos una traba política, vamos a caer cada día más.
El crecimiento de este año, según la ministra Alva, se sustentará en una mayor ejecución del gasto, en el Plan Nacional de Competitividad y la mejora de la ejecución de la reconstrucción con cambios.
La ministra también considera una mejora en la demanda de nuestros socios comerciales. No se incluye lo decisivo: crear más riqueza.
El gasto público es dinero de los privados que revierte a la economía. Empresas privadas atienden al sector público como proveedoras.
El presidente Vizcarra, sin embargo, cree que la mayor parte de la economía se debe al sector público, según dijo en la entrevista en Canal N. Si ese es el criterio del manejo económico, el país no va a crecer.
El gobierno, como no sabe gastar, ha procedido a posponer la reducción del déficit fiscal. Con eso tendrá más dinero para “alentar” la economía.
El Decreto de Urgencia 032-2019 ha pospuesto para el 2024 la reducción del déficit al 1%. El Ministerio de Economía y Finanzas dice que eso abarata la financiación del déficit.
Se recurrirá a los excedentes del gasto, en vez de a endeudamiento. Se rompe con ello una regla fiscal que duró muchos años.
El MEF no considera otra opción: la opción de cumplir con la reducción del déficit. Usar los excedentes de la ejecución será más barato (financieramente), pero gastaremos más (realmente).
¿Y por qué el gobierno no considera la opción de reducir el déficit? ¡Porque no es político! O sea, ¡no es popular para el presidente Vizcarra!
En el 2020 no vamos a crecer en 4%. El año pasado crecimos en 2,2%, tasa solo comparable al 2001 (crisis política) y al 2009 (crisis financiera internacional).
¿Cuál fue la gran crisis del 2019? ¿El cierre del Congreso? ¿La obstrucción? Desde el punto de vista de la economía, no hubo ninguna gran crisis.
Esta caída de la economía solo tiene un origen: la política del gobierno. La política, y la politización.