¿Se acuerdan del muro fronterizo que propuso el presidente Donald Trump? ¿El mismo que dijo que sería pagado por México, y que luego pidió que financiaran los contribuyentes estadounidenses? Bueno, podría ser una de las primeras víctimas del nuevo Congreso que surgió de las elecciones del 6 de noviembre.
La recién elegida Cámara de Representantes controlada por los demócratas probablemente no aprobará los fondos para el muro fronterizo, que la mayoría de los expertos coinciden sería un desperdicio monumental de dinero.
Además, la nueva Cámara de Representantes intentará revertir muchas de las medidas de inmigración más draconianas de Trump y buscará restablecer la ayuda externa a Centroamérica y Sudamérica, que la administración de Trump ha estado tratando de reducir.
El congresista Eliot Engel, que sería el nuevo presidente del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, me dijo que propondrá otorgar el Estatus de Protección Temporal (TPS) para refugiados de Venezuela, Honduras, El Salvador y Haití a muchos a los que el gobierno ha negado la residencia legal en Estados Unidos.
Engel agregó que también pedirá la residencia permanente para los casi 800.000 ‘soñadores’ o hijos de padres indocumentados que fueron traídos al país cuando eran niños.
Aunque la Cámara de Representantes no podrá aprobar leyes sin el Senado controlado por los republicanos, sus controles presupuestarios le darán un gran poder de negociación.
“Es el Congreso, y no el presidente, quien tiene el poder de aprobar presupuestos. Y lo vamos a usar”, me dijo Engel.
Cuando le pregunté específicamente sobre el muro, Engel me dijo que “vamos a tratar de frenarlo”. Añadió que “es una propuesta ridícula. Causa mucha animadversión y no logra nada”.
La mayoría de los expertos están de acuerdo en que el muro fronterizo sería casi inútil, entre otras cosas porque sería muy costoso y difícil de construir a lo largo de los 3.000 kilómetros de frontera. Además, más del 40% de los inmigrantes indocumentados no cruzan por la frontera, sino que llegan a Estados Unidos en avión y se quedan más tiempo que el permitido.
Por otro lado, la obsesión de Trump con la inmigración ilegal, y más recientemente con la caravana de migrantes centroamericanos, se basa en gran medida en datos falsos. Trump dijo recientemente que hay 25 millones de inmigrantes ilegales en el país, pero el número real es 11,3 millones, y ha venido cayendo desde el 2009, según datos del Centro de Investigación Pew.
Engel dijo que propondrá aumentar las sanciones individuales contra funcionarios venezolanos y darle estatus de residencia temporal bajo el programa de TPS a más venezolanos. Es absurdo que el gobierno de Trump le pida a otros países que acepten migrantes venezolanos y al mismo tiempo les cierre las puertas en Estados Unidos, agregó.
Mi opinión: es posible que, a medida que la nueva Cámara controlada por los demócratas use sus nuevos poderes legales para obtener las declaraciones de impuestos de Trump e investigar sus vínculos con Rusia, se produzca una parálisis total en el Congreso y no se apruebe ninguna nueva ley.
Pero los demócratas saben que Trump tratará de presentarlos como obstruccionistas y, si son inteligentes, buscarán impulsar una agenda constructiva y hacer acuerdos sobre temas migratorios y comerciales.
Después de dos años de demagogia xenofóbica de Trump, puede que algunos republicanos moderados respalden la idea de construir puentes en lugar de muros con Latinoamérica. Eso sería un soplo de aire fresco muy necesario en las relaciones hemisféricas, y pondría a Trump y sus ideólogos aislacionistas a la defensiva.
–Glosado y editado–
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