María Paula Regalado

Con la reciente lista de nominaciones a los 2024, llega mi temporada favorita del año: la temporada de premios. Con ella, vuelve además la emoción de sentarme a escribir semanalmente las reseñas de cada una de las películas ya estrenadas o próximas a estrenarse. Y, como no podía ser de otra manera, para mi alma de ‘theatre kid’ apasionada por los musicales y que además ha vuelto a sentirse de 15 años, toca empezar con la cinta más “dulce” de todas, que promete elevar tus picos de insulina y hacerte derramar una que otra lágrima. en su esencia más pura e inocente, encarna a , el “mejor chocolatero” (referencia intencional) del mundo de los cuentos.

La historia de Willy Wonka, que resultaría extraño que alguien desconozca a estas alturas, llega nuevamente a la pantalla grande bajo la dirección de (director de las cintas Paddington 1 y 2). Solo que, en esta ocasión, tendremos la oportunidad de descubrir los orígenes de este peculiar personaje desde un enfoque distinto: remontarnos a su juventud para entender de dónde proviene su fascinación por los alimentos azucarados, pero no a través de la relación con su padre, como ya es conocida, sino mediante su madre, un personaje del que hasta la fecha no teníamos información.

Wonka” no es una precuela de las ya célebres cintas de “Charlie y la fábrica de chocolate” –como he leído por ahí–, ni mucho menos pretende ser un ‘remake’ de las versiones de Gene Wilder y –que mantienen aún vigencia en la industria cinematográfica y en los corazones de sus seguidores–. Lo que ha hecho King esta vez es crear, a su manera, un nuevo universo donde un joven Willy tiene que luchar por demostrar que merece un espacio en la sociedad y que vale la pena trabajar por los sueños. Aquí no importan mucho los detalles que ya conocemos de las versiones anteriores sobre su vida, ni el aspecto de los Oompa-Loompas –que cambia drásticamente en esta producción–, ni que la máxima forma de expresión sea cantar. Aquí importan la magia y la ilusión y, a pesar de ser un mundo completamente ficticio, King logra combinar todos los elementos para que funcione sin caer en lo cursi o inverosímil.

La excentricidad y la explosión de colores son los ingredientes que han caracterizado históricamente al dueño de la fábrica de chocolates y a su entorno, fundamentales para generar, junto con la banda sonora, una atmósfera que genere esa sensación de estar en un mundo de golosinas. Al mismo tiempo, el director confecciona un mundo que es también duro y cruel, donde las oportunidades cuestan y los recursos escasean; un mundo real, al fin y al cabo. El Wonka de Paul King revela un grado más de vulnerabilidad en el personaje que aún no se había tratado, mostrándolo, así, en una versión más humana.

A pesar de no ser un destacado cantante, Chalamet demuestra en “Wonka” por qué en algún momento de su carrera fue bien acogido en Broadway y se deja el corazón en la película. Además, importantes nombres de Hollywood como Hugh Grant, Olivia Colman, Sally Hawkins y Rowan Atkinson son claves para contar las aventuras del joven emprendedor.

Aún es pronto para saber si “Wonka” estará presente en los premios de la Academia, pero, por su reciente nominación a los Golden Globes en la categoría de Mejor Actor en una Película de Comedia o Musical, me atrevería a predecir –y nada me haría más feliz– que Timothée Chalament contará con un asiento en las primeras filas de todas las ceremonias y, por supuesto, espero verlo levantar alguna estatuilla. De cualquier forma, “Wonka” es una película preciosa y entretenida que ya puedes disfrutar en la sala de tu cine favorito.

María Paula Regalado es redactora de Opinión