Alejandra Costa

A mediados de agosto, el Ministerio de y Finanzas () anunciaba que el proceso de recuperación de la economía peruana se había iniciado en julio, pero esta aseveración se ha chocado de manera violenta con las cifras publicadas ayer por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).

Según el INEI, el Producto Bruto Interno (PBI) se contrajo 1,29% en julio, cumpliendo tres meses consecutivos en terreno negativo. Es más, en lo que va del año, la economía va cayendo 0,58% y tendrá que recorrer un camino cuesta arriba para cerrar el año con algún tipo de crecimiento.

¿Por qué falló la proyección? El MEF ha explicado que se debió a un deterioro mayor de lo esperado de la manufactura no primaria y del sector servicios.

Sin embargo, hay que anotar que ya desde el primer día de setiembre, el INEI reportaba preliminarmente una caída de dos dígitos del sector manufactura en julio, cálculo muy cercano al retroceso del 13,89% que refleja el informe sobre la producción nacional del INEI de ayer.

Resulta difícil creer –y sería preocupante– que el MEF haya quedado igual de pasmado que usted y que yo por las cifras de ayer. ¿Por qué entonces el ministro de Economía, Alex Contreras, no optó por aclarar el panorama hace unas semanas? ¿No hubiera sido mejor evitar que esta mala noticia sea incluso más impactante por la sorpresa?

Siempre hay que recordar que en economía, a veces, lo que los agentes económicos esperan que pase importa más que la realidad. Es posible que el MEF haya estado tratando de “inflar” el optimismo para que los privados se sientan un poco más confiados de pisar el acelerador de la inversión.

El optimismo genera un círculo virtuoso y, el pesimismo, uno perverso: dependiendo de lo que esperan que suceda, las empresas invertirán más o menos y las personas gastarán mucho o poco, y de estas decisiones dependerá que la economía se recupere o se contraiga.

Sin embargo, falsificar entusiasmo puede ser un arma de doble filo porque, al final, la realidad siempre te alcanza. Y el futuro se ve sombrío. El Banco Central de Reserva (BCR) proyectó ayer que la economía peruana crecería tan solo 0,9% este año, un resultado menor del que esperaba antes de conocer el resultado de julio y por debajo del 1,1% que proyecta el MEF.

La inversión privada, motor que está apagado precisamente por la desesperanza, caerá 5,3% según el BCR este año, un resultado peor que el 2,5% de retroceso que proyectaba en junio y que la caída de 4,5% que proyecta el MEF.

Manejar las expectativas no es sencillo, pero si los agentes económicos perciben que no pueden confiar en el MEF, se convertirá en una labor imposible, especialmente con la larga lista de riesgos en el horizonte, como el Fenómeno de El Niño y la crisis política.




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Alejandra Costa es curadora de Economía del Comité de Lectura