Aníbal Torres acaba de darle un puntillazo a Pedro Castillo. Ha ratificado que el exmandatario hizo un golpe de Estado. Ha confesado, además, que supo del mismo y no hizo nada por revertirlo.
A Torres le preguntaron si realmente no supo lo que diría Castillo en su mensaje golpista y respondió lo siguiente: “… cuando el presidente termina de leer y dice que va a cerrar el Congreso, eso era el acabose. Eso era un golpe de Estado” (en la entrevista que le otorgó a Rebeca Diz, en “Hildebrandt en sus trece” 5/5/2023, p. 10-11).
El expresidente del Consejo de Ministros, famoso por su frase “correrán ríos de sangre”, califica como golpe de Estado lo que hizo Castillo. No solo eso, Torres se interesó por la ejecución del golpe.
“Entonces me acerco al presidente y le pregunto si ha coordinado con las Fuerzas Armadas y con la Policía Nacional. Y lo que el presidente me contesta es: ‘No se preocupe, doctor’. Que me diga [dijera] eso para mí era sospechoso…” (p. 10).
Aníbal Torres no le dijo al jefe del Estado: “señor presidente, usted no puede hacer eso” o “señor presidente, eso es un golpe de Estado, es ilegal y delictivo”.
No solo lo asesoró mal, sino que se preocupó por la buena ejecución del golpe: ‘¿coordinó, señor presidente?’.
“¿Por qué era sospechoso?”, le repregunta la entrevistadora.
“En el sentido de que era raro de [sic] que no haya coordinado con las Fuerzas Armadas porque un golpe de Estado se da si es el rompimiento del Estado de derecho. Y eso se hace solamente con la fuerza pública y es inconstitucional” (p. 11).
¿En qué quedamos? “Eso era un golpe de Estado”, dijo, pero inmediatamente después indicó que “eso se hace solamente con la fuerza pública”.
Si no se coordinó, según Torres, no era golpe de Estado. Pero el presidente le había dicho “no se preocupe”, es decir, dio a entender que sí había coordinado.
En su díscolo relato, Torres dice que preguntó a los entonces ministros del Interior y de Defensa si sabían algo. Ante la negativa, el exfuncionario asegura que “eso era ya una confusión terrible y ahí me di cuenta: eso no es golpe de Estado ni es nada”.
Cuenta que eso lo dejó “un poco indignado”. Según Torres, el mensaje a la nación de Pedro Castillo anunciando el cierre del Congreso “no es golpe de Estado ni es nada”.
¿Por qué estaba “indignado”? ¿Acaso porque no lo habían hecho partícipe? ¿O porque no habían coordinado con las Fuerzas Armadas y policiales?
En ningún momento el también exministro de Justicia y Derechos Humanos cuestionó el mensaje golpista. Después de todo, eso “era nada”.
Aníbal Torres ve un asesinato y pregunta si se coordinó con el resto de la pandilla. No denuncia el hecho, trata de impedirlo o siquiera intenta persuadir a su amigo o ilustrarlo sobre las consecuencias.
El presidente “es el jefe del Estado y personifica a la nación” (según el artículo 110 de la Constitución). Si un jefe ordena algo, debe asumir la responsabilidad. Por eso es que Castillo está preso preventivamente. Y eso debemos hacer con cualquiera que quiera destruir la Constitución y el orden democrático.
Hay que cerrar filas contra el quiebre del Estado de derecho, venga de donde venga. No basta con sentarse en un sillón. Eso es complicidad, no indignación.
Se está con la Constitución o contra la Constitución. Nada más.