Federico Salazar

El aprobó acusar constitucionalmente al expresidente . Los delitos imputados son: organización criminal, tráfico de influencias y colusión.

La aprobación del informe final contó con 59 votos a favor y 22 en contra. Hubo tres abstenciones.

También se aprobó acusar al exministro Juan Silva Villegas. Esta votación obtuvo 87 votos. Se le acusa de los delitos de organización criminal y colusión.

Juan Silva está prófugo. Nadie votó a su favor. Juan Silva es una de las piezas de la supuesta organización criminal.

Los partidarios de Castillo se suman a la contra Silva, pero votan contra el informe en cuanto al expresidente. Se debe suponer, según ellos, que hubo corrupción organizada, pero que solo llegó hasta Juan Silva.

Se debe creer, además, que Juan Silva actuó a espaldas del ex jefe del Estado. Sin embargo, hay un testimonio, de Zamir Villaverde, que dice que Silva le entregó dinero a Pedro Castillo.

Un testimonio aislado no es prueba fehaciente. Ese testimonio, sin embargo, se ha hecho bajo colaboración eficaz, y debe ser investigado.

El Congreso, justamente, ha votado en mayoría a favor de investigar al expresidente. En contra de continuar la investigación fiscal votaron: nueve de Perú Libre, cinco del Bloque Magisterial, tres de Perú Bicentenario, tres de Perú Democrático, uno de UPP-Cambio Democrático y dos no agrupados.

Los congresistas que votaron así no querían que se investigue a Castillo. Creen, además, que se libran de la responsabilidad votando a favor de la investigación sobre Juan Silva.

En realidad, es un solo caso. Juan Silva no pudo hacer lo que hizo sin anuencia del mandatario. Hay indicaciones de algunos involucrados que señalaron eso. Hay coincidencia de testimonios, mensajes de WhatsApp, escuchas autorizadas, contrataciones y muchos “elementos de convicción”.

Hay quienes tratan de ocultar las razones por las que Castillo está recluido. No mencionan el golpe de Estado.

Todos sabemos que Castillo quiso cerrar el Congreso. La propaganda pro-Castillo, sin embargo, dice que el golpe se lo hicieron a él. Los propagandistas nunca van a mostrar la verdad, van a querer enterrarla.

La violencia y la agitación, alentada y aplaudida por muchos de sus defensores, tiene que ver con este ocultamiento.

Para eso es el cuento del campesino pobre que fue echado por la “oligarquía”.

Así lo ha dicho, por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador, presidente de México. En condenable intromisión y falseamiento, dijo que “como se trata de un maestro de la sierra, humilde, fue desde el principio acosado por el Congreso”.

Ha sido más bien al revés. Castillo dio el golpe. Tuvo vínculos con congresistas para evitar las investigaciones. Está detenido por un delito en flagrancia.

La novela del campesino perseguido por la “derecha” seduce a presidentes latinoamericanos como López Obrador o Gustavo Petro, de Colombia. También, a no pocos corresponsales extranjeros y muchas ONG guiadas claramente por ideologías de izquierda.

Lo que persigue a Castillo no es la derecha, que no está en el poder. Lo que lo persigue son las evidencias.

La violencia busca, también, evitar a toda costa la investigación. El Gobierno debe prepararse para nuevas intentonas.

Debe encontrarse la verdad sobre Castillo y la única forma es que continúe la investigación.

Federico Salazar es periodista