Rodrigo Cruz

En setiembre del año pasado, en este mismo espacio, advertíamos sobre los oscuros de la gestión de Pedro en el Sistema Nacional de Inteligencia. Esto iba más allá de la constante inestabilidad que el régimen castillista había demostrado muy particularmente en la Digimin (por esas fechas, la Dirección de Inteligencia del Mininter ya había sumado su inédito récord de nueve jefes en 13 meses), sino que apuntaba a algo más turbio: crear un grupo de contrainteligencia paralelo para perseguir a los opositores, ya sean los miembros del equipo especial de la fiscalía y la , como periodistas, políticos, entre otros.

En ese mes de setiembre salió la denuncia en este Diario. Por entonces, a través de fuentes en el sector, se dio a conocer que este grupo estaba comandando por el coronel PNP (r) Luis Sánchez Lira, jefe de la Dirección de Contrainteligencia de la Digimin en ese entonces, y que, para esos fines, habían convocado al mayor de la PNP Manuel Arellanos Carrión, hombre de confianza del exjefe de la Digimin, el coronel PNP (r) Martín Gonzales Sánchez, conocido como ‘Conejo’. En ese entonces, se había intentado sin éxito remover al coronel PNP Harvey Colchado de su puesto de jefe de la División de Búsqueda y, por ende, dejarlo sin recursos para su trabajo en el equipo especial de la policía.

De acuerdo con la tesis del Ministerio Público, este hecho representaba tan solo una parte de un plan mayor y sistemático, que era el uso indebido de los cuantiosos y reservados recursos de inteligencia para espiar y desprestigiar a los que consideraban amenazas para el gobierno de Castillo. Un brazo de protección alimentado con fondos de la DINI, donde también jugaban un rol importante personajes cercanos al presidente, como Henry Shimabukuro y Abel Tarazona (exjefe de contrainteligencia de la DINI).

De hecho, fuentes en el sector de inteligencia señalan que existía un interés desde lo más alto del Ejecutivo para que se comprase equipos de alta tecnología para interceptar los teléfonos de los opositores, como el software Pegasus. Se trata de hechos que revelan los niveles de podredumbre y desesperación a los que llegó el anterior gobierno. Sin embargo, el esclarecimiento de la historia de los de Castillo pasó a un segundo plano ante la avalancha de denuncias de corrupción que enfrentaban él y su círculo de confianza más cercano y el posterior golpe de Estado. Pero es necesario que se investiguen y se aclaren estos hechos para tratar, de algún modo, que la historia no se repita cuando otro inescrupuloso llegue a la presidencia y vea en el sistema de inteligencia una fuente de poder político.

Rodrigo Cruz es periodista