El video de entrando a combazos a la oficina de su comandante general para buscar evidencias de su complicidad con una organización criminal debe ser una de las escenas más vergonzosas de los últimos tiempos. Y si a eso le sumamos que la cabeza de esa organización era el expresidente de la República, la imagen es aún más desoladora.

Desde noviembre del 2021 se sabía que un grupo de coroneles había pagado coimas de hasta 40 mil dólares para ascender como generales y que el destino final de ese dinero era Palacio de Gobierno. Esto fue denunciado por el entonces subcomandante general Javier Bueno y confirmado por el ex secretario presidencial Bruno Pacheco. Hasta ahora solo han caído algunos. Eso significa que probablemente aún tenemos generales que siguen en sus puestos no por sus méritos, sino por sus billeteras. Lacras que han mancillado el honor de una institución vital para el país, cuyos efectivos, día a día, ofrendan la vida por nuestra seguridad.

Y ahora resulta que un tipejo como ‘El Español’ hacía lo que le daba la gana en la PNP con la complicidad de los más altos mandos. Un sujeto que cobraba 20 mil soles por intervenir celulares y que se pasó seis meses pichangueando con policías hasta que se ganó la confianza de Fray Vásquez y . Este lo terminó convirtiendo en su ministro del Interior de facto y juntos dinamitaron una institución que arrastra desde hace muchos años serias deficiencias en formación, infraestructura y equipamiento.

Cuando Castillo cumplió un año en el poder, ya había cambiado a siete ministros del Interior, a 14 viceministros, a 36 directores generales, a cinco comandantes generales y a nueve cabezas de la Digimin. Las direcciones más inestables fueron Inteligencia y Gobierno Interior. Nadie duraba ni dos meses. Capturarlas era la vía para conseguir impunidad. No solo logró que Juan Silva y su sobrino Fray desaparecieran del mapa, sino que armó un grupo de contrainteligencia paralelo para perseguir a opositores con la ayuda del catalán.

La alta rotación repercutió en la seguridad ciudadana, la lucha contra el narcotráfico y el monitoreo de conflictos sociales. Hoy, el Perú es el segundo país de la región donde más se percibe un aumento de la delincuencia, según Gallup. Las 481 mil denuncias que recibieron las comisarías el año pasado y los crímenes que ocurren en nuestras calles a cualquier hora del día dan fe de ello.

Ya iremos conociendo más nombres en esta trama y cada vez irá quedando más claro el proceder delincuencial de Castillo por más que sus abogados se esfuercen en presentarlo como una pobre víctima. La facilidad con la que la llegó hasta los más altos mandos policiales es terrible. Por eso la tarea de fondo seguirá siendo la tan anhelada y postergada reforma policial. Algo que no podrá llegar con Boluarte, a quien no se le movió un pelo cuando era ministra y era evidente cómo Castillo y su banda le hacían un daño tremendo a la Policía Nacional.

Juan Aurelio Arévalo Miró Quesada es el director periodístico de El Comercio