Todos hemos escuchado la frase “La vida es eso que pasa mientras tú haces otros planes”. La acuñó John Lennon en la bellísima canción dedicada a su hijo Sean, “Beautiful Boy”, que aparece en su último disco “Double Fantasy”. John se encontraba en plena promoción de ese álbum cuando un fanático le disparó cinco veces a quemarropa. Mike Chapman confesó haberlo matado para hacerse famoso. Entre sus pertenencias se encontró el disco “Double Fantasy” que Lennon le había autografiado días antes de que lo asesinara.
El 8 de diciembre se cumplen 42 años de eso que a Lennon le pasó mientras hacía planes. Y no puedo evitar pensar que al igual que al Beatle, a nosotros la vida se nos escurre de las manos, mientras aquellos que tienen la responsabilidad y la obligación de gobernar el país hacen planes estúpidos. Cada semana, somos testigos involuntarios de pleitos intrascendentes que ya no le interesan a nadie. Y mientras el Twitter y las primeras planas se llenan de denuncias de corrupción, de anuncios de que se avecina una dictadura, de insultos de uno y otro lado, a los ciudadanos los días se les llenan de robos, choques, desempleo, alza de precios, despelote generalizado.
Es profundamente agotador ver al premier Aníbal Torres jugar a ser el defensor de la democracia, presentándose en el Congreso con un pedido de cuestión de confianza, cuando resulta evidente que no tiene interés alguno de cerrarlo. ¿Cuál podría ser la motivación para hacerlo, cuando resulta bastante obvio que ni en sus mejores sueños Castillo conseguiría un Parlamento tan útil a sus intereses? ¿En serio, nos va a dar la oportunidad a los de escoger un grupo nuevo de congresistas que cumplan su promesa de sacar del puesto a un presidente al que millones no quieren por corrupto, otros millones por incompetente, y otros millones por ambas cosas?
El primer ministro ha hecho toda una puesta en escena para presentar una iniciativa legal ridícula, que no tiene ni pies ni cabeza, y la ha desplegado frente a un Congreso que esta semana mandó a una especie de aprendiz de abogado a defender, frente al TC, una denuncia de traición a la patria aún más mamarrachenta que el pedido de Torres. Y así se nos han ido pasando los días, teniendo que soportar amenazas de ‘yo te vaco’ y ‘yo te disuelvo’, que ninguna de las partes está dispuesta a cumplir. La gracia está en el show, en esta política cachascanesca en que los golpes se simulan, las patadas son de mentirita y el espectáculo es de última.
Fuera de este circulito del infierno, la vida pasa. Pasa que en nuestro país hay 570 víctimas de delitos cada hora. Si no te roban el celular, te quitan el auto, te estafan por yape, te asesinan en la calle, te violan, te golpean, te acosan. Mientras el premier Torres anuncia a gritos que ama a todos los niños, pero un poquito menos a los de San Isidro y Miraflores, otra criaturita de dos años fue violada esta vez en Chiclayo, en su casa, durante una reunión familiar. Y mientras la ministra Betssy Chávez amenaza a la fiscal de la Nación en videíto de Tik Tok, en clave ‘faite’, hasta setiembre de este año ya se habían registrado un 62% más denuncias por extorsión de bandas organizadas que el año anterior. Mientras el Congreso está preocupadísimo en bajar a Castillo del avión cada vez que tiene una invitación en el exterior, en el aeropuerto un terrible accidente deja dos bomberos muertos, nadie da explicaciones claras y como medida de prevención se cierra hasta ¡el domingo!
Los peruanos no son apáticos, ni indolentes. Simplemente no reaccionan porque están demasiado ocupados tratando de administrar solos sus vidas, de salir adelante como pueden. Están tratando de que la vida no se les pase mientras prestan atención a los planes ridículos de la clase política.