La movilidad es uno de los pilares de la planificación urbana, pues permite garantizar desplazamientos seguros y eficientes por la ciudad, principalmente de personas, pero también de mercancías y bienes. Su adecuada gestión impacta directamente en la calidad de vida de la población, pues se optimizan los tiempos de traslado y se reducen los impactos generados por la circulación de vehículos.
A diferencia de las grandes ciudades del mundo, donde la planificación urbana y del transporte son gestionadas por una única entidad, en Lima y el Callao estas competencias están divididas. La planificación urbana recae en las municipalidades provinciales, mientras que la Autoridad de Transporte Urbano (ATU) centraliza la planificación, gestión, regulación, promoción y fiscalización del transporte metropolitano.
En ese sentido, ha llamado fuertemente la atención la ausencia de la ATU en la donación de locomotoras y vagones a la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) para el tren de pasajeros Desamparados-Chosica, pues es la única entidad con competencias para gestionar el transporte. Esto genera interrogantes sobre temas críticos, como el marco contractual de la concesión y operación del servicio, la participación de la MML en el pago de los costos del traslado de las locomotoras y vagones, el financiamiento para la construcción de la segunda vía y los pasos a desnivel, el sistema de recaudo para el cobro de pasajes, entre otros. Es necesario señalar que las dos líneas del metro de Lima necesitan subsidios del Estado para que los pasajes sean asequibles.
Se ha difundido que el tren cubrirá la ruta Chosica-Estación de Desamparados, que se encuentra en el Centro Histórico de Lima. Ello contrasta con lo planteado por la ATU en el Plan de Movilidad Urbana de Lima y el Callao, donde se contempla un recorrido más amplio, desde el Callao hasta Huarochirí. El recorte planteado por la MML excluye a los vecinos del Callao, y elimina una importante alternativa para que los vecinos de los distritos y provincias del este de Lima puedan acceder al aeropuerto internacional Jorge Chávez y al puerto del Callao.
Según se ha mencionado, los estudios que sustentan este proyecto tienen más de una década de antigüedad y son aparentemente anteriores al inicio de la construcción de la línea 2 del metro (L2M), que también realiza el recorrido este-oeste. Resulta clave conocer si ambos servicios fueron planificados considerando su coexistencia, ya que esto podría afectar las proyecciones de demanda y la sostenibilidad financiera.
Otro punto crítico es la demanda proyectada. Sistemas como el Metropolitano y la línea 1 del metro movilizan diariamente 700.000 y 530.000 personas, respectivamente, y se espera que la L2M alcance los 660.000. Por su parte, el tren Lima-Chosica movilizará a 16.000 usuarios al día en la primera etapa, con un potencial estimado de 200.000 tras la ampliación de la infraestructura. No se ha hablado de la velocidad de recorrido en esta primera etapa, pero por referencias del mismo tren de carga esta no debería superar los 20 km/h cuando atraviese zonas urbanas. En contraste, se espera que la L2M desarrolle velocidades de 90 km/h, haciéndola más atractiva para un recorrido similar.
Un aspecto relevante es la antigüedad de las locomotoras y el combustible que usan. Caltrain, la empresa propietaria, las ha dado de baja en el marco de un proceso de modernización y electrificación de su flota. Según indica en su sitio web, “varias de las locomotoras a diésel han superado su fecha prevista de retiro y ello podría significar retrasos mecánicos significativos”. Si bien es obvio que un tren de pasajeros es mucho más eficiente, sostenible y seguro que las coasters que hoy transitan por la Carretera Central, es pertinente conocer el impacto de la emisión de CO2 en la calidad del aire de los distritos que atravesará y su verdadera vida útil asociada a un servicio óptimo. Resulta relevante señalar que Ate y el Cercado de Lima son de los distritos con peor calidad de aire de la ciudad.
Desarrollar un proyecto de transporte exige un análisis multidimensional y una coordinación sólida entre instituciones y empresas. Es importante que las interrogantes planteadas se resuelvan antes de la llegada de los trenes, asegurando que la inversión proyectada responda eficazmente a las necesidades de transporte de la población.