El expresidente Martín Vizcarra se libró de la prisión preventiva. Sería un error importante de percepción creer que ha sido una gran victoria. Los jueces tienen ahora reglas mucho más estrictas para dar esa medida, por lo que era muy improbable que ocurriese.
Es verdad que la jueza piensa que no hay riesgo de fuga o que pueda afectar el proceso por estar en libertad. Sin embargo, sobre lo más importante, sí piensa que hay indicios suficientes de delitos que podrían llevarlo a una condena con prisión efectiva. Así, ella ha concordado con el fiscal Juárez Atoche en que existen graves y fundados elementos de convicción en relación a los delitos de cohecho pasivo impropio y colusión agravada. Y, en relación a la asociación ilícita para delinquir, señaló que falta precisar la participación de cada quien en cada caso concreto; algo que, por cierto, deberá hacerse en el momento del juicio.
De su lado, el presidente Sagasti vuela bajito en aprobación en las encuestas y se complica con las vacunas. En Datum baja de 40% a 28% en un mes y en CPI 41,5% a 24,4%. Ello abre el apetito de revancha a la mayoría congresal que lo puso en la presidencia solo porque no les quedaba otra alternativa.
En ese marco, hay que mirar la crisis generada por la excanciller Astete al ratificar, en su defensa ante el Congreso, que se vacunó “con la anuencia del presidente Sagasti”. Si bien la exministra Mazzetti dice no recordar una conversación de esa naturaleza, Astete adiciona a su versión un diálogo con la primera ministra, en la que habrían conversado sobre detalles de esa anuencia. Desagradables incidencias, que esperemos no pasen a mayores.
Pero debiera preocuparnos más saber qué está pasando con la vacunación. La última noticia cierta de llegada de vacunas fue de 50.000 dosis de Pfizer, con lo cual tenemos 1.267.000 de las cuales se han usado menos de 750.000. Dado que el presidente ha anunciado que para abril van a llegar 250.000 de Pfizer cada semana, no se entiende la lentitud con que las usan. ¿No hay suficientes vacunadores? No podría ser, porque nos dijeron que había 1.000 activos y 15.000 esperando para sumarse. ¿Un problema de padrones desactualizados del Minsa? De ser eso: ¿por qué no abrir inscripciones –digamos, en 50 lugares– en donde la gente, previa cita por Internet, pueda ser vacunada con la sola muestra de su DNI?
Si nada de lo anterior es posible, al menos dígannoslo. ¿Por qué dejarnos en medio de la bruma y la ambigüedad? Después de todo, cada día perdido puede significar la diferencia entre la vida o muerte para mucha gente. Más todavía si la segunda ola retrocede a un ritmo casi imperceptible. De hecho, las camas UCI siguen en su máximo de ocupación y quién sabe cuántos son los que siguen luchando desesperadamente por conseguir una.
Finalmente, ya no a nivel de presidentes, pero sí de aspirantes a serlo, varios la vienen pasando mal.
López Aliaga tuvo la peor semana desde que lanzó su candidatura. Rasgar un poco la superficie para conocerlo más y algo de presión de sus rivales dieron cuenta de su extrema fragilidad.
Su acuerdo con los antauristas fue un desastre. Se dejó llevar por Virgilio Acuña, hasta hace poco el ‘manager’ de Antauro Humala, quién ávido de figuración posó como si los representara. La extraña “alianza” duro dos horas.
Si López Aliaga creía que con ellos se vinculaba al “pueblo llano”, da cuenta de su profundo desconocimiento. Los “reservistas” de Antauro, hoy fraccionados por peleas internas, lo asocian más bien al asesinato de policías en Andahuaylas y a una oposición violenta y radical al mundo de la empresa privada, aquella que él dice representar. Por ejemplo: los reservistas de Antauro, autodenominándose “espartanos” y actuando con lógica militar han sido los que, con sus huaracas, ejercieron fuerte violencia contra la policía en todas las protestas contra el proyecto minero Tía María.
Y ahí no acaban las nuevas controversias en torno suyo. En la misma semana, calificó de “terruco” al presidente Sagasti y fue acusado de bebedor compulsivo y de abusar de un lenguaje procaz, por quien en un primer momento convocó para que sea su vicepresidenta; cosas de la vida, ello se conoció en los mismos días en que fue detenido por manejar en estado de ebriedad.
También han sido días complicados para Urresti, otrora uno de los favoritos para la presidencia. El debate del domingo lo ha golpeado en el plexo. Urresti, que ya volaba muy bajito en todas las encuestas, desbarró en el debate jugando a ser el travieso de la noche y quizás hasta superó a sus rivales en propuestas descabelladas, quedando último por lejos entre los casi 200 mil que votaron para indicar quién ganó.
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