Si la política minera fuera idéntica en todo el orbe, el Perú estaría en el puesto 7, en vez de en el 30 de las zonas más atractivas para la inversión minera.
Se ha recibido bien que el Perú haya avanzado siete puestos en la revisión anual del índice de atracción para la inversión minera del Instituto Fraser de Canadá. De hecho, la muestra de jurisdicciones evaluadas (pues en países federales la ley minera es distinta en el nivel subnacional) cambia cada año, y, a pesar de ello, la posición relativa del Perú frente al total de jurisdicciones evaluadas ha sido la mejor en los últimos cinco años. Así, en la última comparación, el Perú pasó al puesto 30 (de 122) desde el lugar 37 (de 112). La puntuación absoluta recientemente obtenida también fue la más alta de las últimas cinco evaluaciones.
Este informe también ha mostrado consistentemente que, según los encuestados, la decisión de inversión minera en un país se compone en un 60% de factores puramente geológicos, dejando a un no tan despreciable 40% a los factores políticos. Y en la percepción de la política minera, la mejora del Perú es menos notoria. Aunque la situación ha mejorado en los últimos años, en lo político el Perú alcanza el percentil 57, mientras que en el atractivo general se ubica en el 70.
Por ello, a pesar del avance, hay harto espacio para la mejora. Si la política no fuera diferente, o sea, si todas las jurisdicciones adoptaran las mejores prácticas en política minera, el puro potencial geológico del Perú lo volvería la séptima región más atractiva del mundo para la inversión en minería. El Perú estaría inmediatamente detrás de Chile y delante de Australia Occidental, la zona más atractiva de ese país.
Las cuatro peores áreas en las que el Perú es evaluado son: incertidumbre sobre disputa de tierras (puesto 93), seguridad (87), incertidumbre sobre áreas protegidas (85) y acuerdos con las comunidades (85). Las tres mejores áreas del Perú están en incertidumbre sobre la implementación o interpretación de regulaciones vigentes (31), base de datos geológica (40), e incertidumbre sobre regulaciones ambientales (42). Así, incluso las “fortalezas” restan al atractivo con el que Perú parte.
La encuesta también recoge elocuentes comentarios de los entrevistados respecto de qué se puede mejorar. Sobre el Perú, destacan dos aspectos negativos (“Las relaciones comunitarias van de mal en peor sobre la base de la oposición organizada de ONG”, y “En los últimos 10 años se han creado nuevos impuestos y una ley de consulta previa de aplicación todavía incierta”) y uno positivo (“Se trata de optimizar el proceso de obtención de permisos y de construir infraestructura para los ciudadanos y la industria”). Esta encuesta a ejecutivos mineros cerró su medición en la quincena de noviembre del 2014, por lo que sí incluyó la positiva reacción inicial ante los esfuerzos por acelerar aprobaciones y reducir impuestos de parte del gobierno.
La posición relativa de toda América Latina es parecida, según Fraser, a la de África y Asia. Los tres países latinoamericanos mejor ubicados son Chile (13), Perú (30) y México (33). Pero la preferencia sigue largamente puesta en Canadá, Estados Unidos y Australia; esa es la verdadera lid de competencia.