Ha pasado ya medio siglo desde el primer debate televisado en el país, que enfrentó a Luis Bedoya Reyes y Jorge Grieve en las elecciones para la Alcaldía de Lima. En aquel entonces, el joven y agudo político Bedoya descalificó con sorna a su rival –un ingeniero prestigiado– con la expresión “los técnicos se alquilan”. Bedoya ganó las elecciones. Cinco décadas después, el veterano líder del PPC ha auspiciado el apoyo de su partido al político más caracterizado de nuestro tiempo, Alan García. El problema es que la imagen de políticos y técnicos no es hoy la misma que entonces.
La prevalencia de los políticos sobre los técnicos se mantuvo durante los años 80. Todos los gabinetes ministeriales de Fernando Belaunde y Alan García estuvieron conformados mayoritariamente por políticos. La aguda crisis en que terminó esa década golpeó a la clase política de entonces y permitió que un ‘outsider’ con imagen de técnico ganase las elecciones de 1990. Los gabinetes del ingeniero Alberto Fujimori pasaron a estar conformados mayoritariamente por técnicos y esta tendencia continúa hasta la actualidad.
La imagen de la tecnocracia en el Perú se ha ido consolidando ante la constatación de que la continuidad de un conjunto de profesionales calificados en instituciones, como el Ministerio de Economía y Finanzas, la cancillería, el Banco Central de Reserva, otros organismos autónomos y –más recientemente– el Ministerio de Educación, ha contribuido al crecimiento económico, la reducción de la pobreza y la mejora de la gestión pública en algunos sectores claves. En cambio, las denuncias por corrupción que han afectado a diversos políticos, incluyendo ex presidentes, autoridades regionales y numerosos parlamentarios, han seguido mermando la confianza de la ciudadanía en la precaria clase política nacional.
En ese sentido, la propuesta electoral de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) puede resultar atractiva para el amplio sector del electorado que desconfía de los políticos profesionales. PPK ha sido ministro en cuatro oportunidades y puede afirmar que bajo su gestión ministerial empezó el crecimiento económico 2004-2013. Su candidato a la primera vicepresidencia, el ingeniero Martín Vizcarra, es reconocido por haber sido uno de los gobernadores más exitosos del país y su candidata a la segunda vicepresidencia, la economista Mercedes Aráoz, por haber sido ministra de tres carteras en el gobierno de Alan García y la funcionaria más popular de ese período.
El equipo de PPK incluye también a expertos reconocidos en el campo de la seguridad ciudadana –como Fernando Rospigliosi y Gino Costa, autores de varios trabajos sobre el tema– y en desarrollo, como Alfredo Thorne (macroeconomía), Pedro Olaechea (industria) y Carlos Bruce (vivienda). De todos ellos, solo Bruce tiene una imagen en que combina lo político (congresista actual) con lo técnico (fue el ministro más popular de Toledo).
En la pugna por pasar a la segunda vuelta y enfrentar a Keiko Fujimori, PPK enfrenta el reto de superar a Alan García y César Acuña, dos candidaturas mucho más políticas que técnicas. García no es solo el político peruano por antonomasia sino que lleva como primera vicepresidenta a Lourdes Flores, otra muy destacada política peruana. Acuña, a su vez, es también un político de larga trayectoria –ha sido congresista, alcalde y gobernador regional– y lleva como candidatos a las vicepresidencias a Anel Townsend, ampliamente conocida por haber militado en cinco diferentes organizaciones y al líder político y parlamentario Humberto Lay.
Para crecer electoralmente, PPK tiene que superar diversas limitaciones, como la edad, la imagen de gringo y su distancia cultural con los sectores populares, especialmente de origen andino, pero si se afirma en su posicionamiento como tecnócrata puede pasar a la segunda vuelta electoral. El sentimiento popular antipolítico es una oportunidad que seguramente no desaprovechará.
En realidad, PPK y su equipo son lo que hoy se denomina tecnopols, es decir, tecnócratas calificados que en su paso por la gestión pública han desarrollado vocación y habilidades políticas. Pero una cosa es saber liderar, negociar y comunicar desde un ministerio y otra desarrollar una campaña electoral. En el 2016 veremos si son capaces de hacer ese tránsito con éxito.