El problema del sur, por Luis Carranza
El problema del sur, por Luis Carranza
Luis Carranza

El reciente resultado electoral está generando un interesante debate sobre las razones por las que el sur del Perú tiene un voto tan marcadamente distinto al resto del país. Creo que al margen de las explicaciones que se vienen dando, el voto refleja la gran desconfianza existente en la zona sur del país: desconfianza en el Estado y desconfianza en el foráneo. Esta desconfianza tiene raíces históricas muy profundas. Veamos un caso parecido.

“El problema del sur” es la frase que usan en Italia para referirse al atraso relativo del sur frente a la más próspera región norte. Este atraso se refleja en fuerte corrupción, débil institucionalidad, violencia, malos servicios públicos y desestructuración social. 

La explicación de este problema la encuentran en razones históricas. En el Medievo, mientras en el norte se desarrollaron prósperas ciudades comerciales, con clases medias de mercaderes y artesanos e instituciones políticas, en el sur no había presencia de un Estado fuerte, sus gobernantes estaban muy alejados, primero dependiendo de los reyes normandos y después de los españoles, dejando a la población indefensa y sin capacidad para resolver sus disputas. 

En ese contexto, nace la mafia como una coalición que imponía cierto orden mínimo en determinado territorio y resolvía el problema de bienes públicos básicos a costa de someter a la población. Tras la unificación, la mafia siguió conviviendo con la política formal en un complejo sistema de corrupción y clientelaje político. Lo que encuentra el sociólogo estadounidense Robert Putnam y otros investigadores es que este particular desarrollo histórico en el sur ha llevado a que no exista confianza entre las personas ni confianza del ciudadano hacia el Estado. 

En una sociedad agraria y tradicional, los mecanismos de cooperación incluyen a grupos familiares relativos pequeños y no se necesita mayor confianza porque no hay una gran división del trabajo. Por el contrario, en sociedades modernas, con mayor división del trabajo, en que los individuos interactúan económicamente de manera impersonal, se requiere que los mecanismos de cooperación extensos y, por tanto, la confianza es fundamental para que la sociedad funcione bien.

Veamos otro caso en África. Nathan Nunn, profesor de la Universidad de Harvard, analiza el desempeño económico reciente de países de ese continente. Encuentra que en aquellas regiones que tuvieron mayor porcentaje de esclavos exportados hay menor crecimiento en la actualidad. 

¿Cómo puede ser posible que lo que ocurrió hace siglos tenga impacto en el crecimiento actual? La explicación se encuentra en que en los actuales países que tuvieron un alto porcentaje de esclavos exportados existe fuerte fragmentación étnica y las instituciones políticas no se han desarrollado. Es decir, ausencia de capital social para que funcionen bien las relaciones económicas en el presente. 

Como hipótesis de trabajo se puede argumentar, en el caso peruano, que la expansión del Imperio Inca se inicia en la zona sur, siendo esta particularmente violenta y adoptando formas coercitivas extremas, mientras que en la zona norte la expansión del Tahuantinsuyo llegó tardíamente. Por otro lado, el alto desarrollo tecnológico de los incas permitió un aumento significativo de alimentos que a su vez generó fuerte crecimiento de la población en la zona sur del país, donde el imperio se había consolidado. 

Luego, durante la conquista, la mayor presión se concentra en las zonas densamente pobladas, por la necesidad de control de la mano de obra. La altísima mortalidad en los primeros años de la conquista, en parte por los suicidios y abortos, puede explicar la ausencia total de capital social en la zona sur del país.

Si esa hipótesis es razonable, los programas sociales no resuelven nada. La solución pasa por una verdadera integración: infraestructura, generación de oportunidades de ingresos y un Estado que sea eficiente en entregar bienes y servicios públicos de calidad en educación, salud y seguridad. 

Ese es el primer paso para ir creando auténtica confianza. Tenemos que hacer las cosas muy bien durante muchísimo tiempo.

¿Cómo sacar adelante importantes proyectos mineros, que son necesarios para el desarrollo del país, si no existe confianza? Requerimos que cada proyecto sea trabajado por las comunidades, la empresa y el Estado, resolviendo de manera integral los problemas de las zonas. Las soluciones simples como renunciar a los proyectos para evitar conflictividad o tratar de imponerlos a la fuerza no funcionan. Se requiere un gobierno que tenga las cosas claras.