Oswaldo Molina

Poco debería congregar más nuestros esfuerzos en estos momentos que impulsar la reactivación económica, sobre todo si consideramos cuánto ha sufrido la de los peruanos debido a la pandemia y la creciente inflación. El bienestar de los peruanos, en especial de los más pobres, requiere de una economía que genere empleos de calidad y ofrezca mayores oportunidades.

A diez meses de iniciado el Gobierno, es además un buen momento para revisar –a la luz de las cifras– su desempeño en estos aspectos. Recientemente el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) actualizó el Marco Macroeconómico Multianual, documento que presenta las proyecciones económicas oficiales del gobierno. Vale la pena darle una mirada para entender cómo nos está yendo y, sobre todo, cómo parece que nos irá en los próximos meses.

Lo primero que debe llamar nuestra atención es la reducción de la proyección de de nuestra economía. Así, en medio de un debilitamiento de las proyecciones mundiales, se espera que este año el PBI del Perú crezca 3,6% y no 4,8% como se tenía proyectado hacia agosto del 2021. Ahora bien, más allá de la cifra de crecimiento general de la economía, la nueva estimación oficial de la inversión privada para este año es lo que más nos debería golpear. En sus anteriores estimaciones, el MEF proyectaba con cierta terquedad que la inversión privada crecería más de 5% este año, aun cuando todos los analistas y el Banco Central de Reserva eran mucho más conservadores y ya anticipaban un nulo crecimiento de la inversión. Sin embargo, frente a la múltiple evidencia actual, el MEF ha tenido que sincerar su pronóstico e indicar que espera que la inversión privada no crezca este año (es decir, que tenga una tasa de 0%). Y lo peor es que esto podría ser una proyección positiva, porque son muchos los analistas que proyectan incluso tasas negativas; es decir, que este año se invierta menos de lo que se invirtió el año pasado. Asimismo, en el actual Marco Macroeconómico Multianual han retrocedido también las proyecciones de inversión de los próximos años: en el 2023 la inversión privada crecería solo 2,5% y no 4,8% como se previó en agosto del año pasado; mientras que se espera tasas de crecimiento de 3% en el 2024 y el 2025, menores al 4% proyectado anteriormente para ambos años. Al respecto, cabe preguntarse qué ha hecho o ha dejado de hacer el actual gobierno para llevarnos a este punto. Creo que a estas alturas es innegable que viene sistemáticamente desalentando la inversión.

Muchos de los lectores no deben necesariamente entender por qué nos importa tanto lo que ocurra con la inversión privada. Sospecho que para algunos debe parecerles incluso una especie de obsesión de los analistas económicos. Intentaré clarificar este asunto. Solo a través de la inversión privada es que se generan los empleos de calidad que se requieren. De hecho, lo que venimos observando en los últimos meses desde el inicio de la pandemia es que el empleo se ha precarizado. Esto es, que cada vez más jóvenes, por ejemplo, no encuentran trabajo con derechos laborales y vacaciones, y deban contentarse con un empleo informal y un bajo salario. Sin inversión, este problema solo se agudizará. Es importante también notar que, cuando hablamos de inversión privada, no solo nos estamos refiriendo, como seguramente muchos tienen en su imaginario, a la inversión de las grandes corporaciones; sino a esos talleres y bodegas de pequeños emprendedores cuya ampliación se cancela o retrasa debido a la mayor incertidumbre. Y es que los microempresarios –que son más del 90% de las empresas en nuestro país– forman el verdadero entramado empresarial del Perú.

Finalmente, la proyección oficial de crecimiento del PBI de 3,6% para este año puede ser incluso optimista. Esta se basa en el aumento de nuestras exportaciones y un alto crecimiento de 11% de la inversión pública. Sin embargo, en estos momentos ambas proyecciones pueden ser complicadas de cumplir: por un lado, la economía mundial se viene desacelerando, lo que puede repercutir negativamente sobre nuestras exportaciones; mientras que la inversión pública, lejos de experimentar un importante aumento, viene cayendo. De hecho, de acuerdo con el Reporte de la Eficacia del Gasto de Comex, el gasto público total a nivel nacional durante el primer trimestre de este año se contrajo 5,1% en comparación con lo ejecutado el año anterior (¡con un retroceso de 22,5% de la inversión pública del gobierno nacional!).

Así las cosas, deberíamos estar enfocados discutiendo sobre cómo mejorar estas cifras para que más peruanos tengan mejores oportunidades y mayor bienestar, en lugar de distraernos con discursos que parecen venir del pasado. Al final del día, debemos responder de manera concreta cuántos peruanos podrán salir de la pobreza este 2022. El resto es discurso vacío.

Oswaldo Molina Director ejecutivo de la Red de Estudios para el Desarrollo (Redes)

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