Una amenaza para nuestra educación

Juan Cadillo

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Juan  Cadillo

Títulos falsos, maestros verdaderos

Patricia Andrade

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Patricia Andrade

“Debemos implementar filtros estrictos y en varias dimensiones para validar los títulos y antecedentes de los postulantes a docentes”.

La en nuestro país se ha visto sacudida recientemente por un lamentable escándalo de que lograron ingresar a colegios públicos con engañando a la UGEL de Ventanilla. Esta situación no solo pone en peligro la calidad de la educación que reciben cientos de nuestros niños y jóvenes, sino que también socava la confianza en el sistema educativo y pone de manifiesto la necesidad de implementar controles adecuados para verificar la idoneidad de los docentes.

Si queremos evitar que se repitan estos sucesos que atentan contra la meritocracia y la calidad educativa, debemos implementar filtros estrictos y en varias dimensiones para validar los títulos y antecedentes de los postulantes a cargos docentes.

Los mecanismos correctivos deberían abarcar varios niveles:

El primero es mejorar los procesos de verificación. Como ente rector, el Ministerio de Educación debe establecer mecanismos rigurosos y eficientes para verificar la autenticidad de los títulos presentados por los docentes. Para ello, se podría implementar como medida la digitalización y centralización del registro de los títulos entregados por los institutos superiores pedagógicos, lo que permitirá una verificación más rápida y precisa de los antecedentes educativos de los docentes. También, implementar una base de datos nacional de carácter público que incluya los títulos y certificados digitales de todos los egresados de educación superior, vinculables al documento nacional de identidad, lo que permitiría validar los títulos de forma transparente y efectiva.

Segundo, fortalecer la formación inicial y el servicio docente, ya que como país nos merecemos una educación de calidad, que requiere invertir en el licenciamiento de los institutos superiores pedagógicos y artísticos, además de desarrollar la acreditación de los programas de formación de los profesores; también, el desarrollo de la evaluación continua que permite identificar y trabajar para superar las debilidades en la formación docente; además, es importante la promoción de la investigación y la innovación educativa para fomentar la actualización y el desarrollo profesional de los maestros, así como la generación de conocimiento en el campo educativo.

Tercero, sancionar ejemplarmente a los que cometieron el delito de presentar títulos falsos, como también a las autoridades y funcionarios que por negligencia admitieron estos. Sin responsabilidad efectiva es improbable un cambio de actitudes.

Las autoridades educativas están en deuda en lo que respecta a ejecutar medidas concretas que devuelvan la confianza en el sistema y aseguren la meritocracia y la calidad de la educación.