"Los diplomáticos extranjeros o funcionarios gubernamentales que visiten Cuba deberían convertir en una norma el reunirse públicamente con los líderes opositores y de la sociedad civil, como lo hacen en otros países". (Photo by PIERRE-PHILIPPE MARCOU / AFP)
"Los diplomáticos extranjeros o funcionarios gubernamentales que visiten Cuba deberían convertir en una norma el reunirse públicamente con los líderes opositores y de la sociedad civil, como lo hacen en otros países". (Photo by PIERRE-PHILIPPE MARCOU / AFP)
/ PIERRE-PHILIPPE MARCOU
Andrés Oppenheimer

El presidente está haciendo lo correcto al condenar categóricamente a la dictadura cubana y dictar sanciones personales contra altos militares de la isla por la brutal represión a las protestas masivas del 11 de julio. Pero ahora, el próximo paso de , Europa y América Latina debería ser darle un mayor reconocimiento oficial a la oposición interna en la isla.

Tal como me dijo en una entrevista telefónica desde La Habana el líder opositor Manuel Cuesta Morúa, presidente del Partido Arco Progresista, las democracias de todo el mundo deben “elevar el status” de la oposición interna de y convertirla en una interlocutora clave de su política exterior hacia la isla.

Cuesta Morúa fue arrestado por la policía cubana cuando viajaba en un autobús hacia la manifestación del 11 de julio y liberado tras la protesta. Al menos 450 participantes en las manifestaciones pacíficas siguen en la cárcel o están desaparecidos, según varios grupos de derechos humanos.

Biden merece crédito por haberse resistido a los pedidos de la extrema izquierda de su Partido Demócrata de que levante el embargo de Estados Unidos a Cuba. Eso, en este momento, equivaldría a premiar la represión del régimen cubano, más allá de que esas sanciones no son la causa del desastre económico cubano.

Biden ha ordenado sanciones personales contra altos militares cubanos involucrados en la represión, y anunció que está buscando la forma de darle a los cubanos Internet gratis.

“Condeno inequívocamente las detenciones masivas y los juicios sumarios”, dijo Biden en un comunicado. “Estados Unidos apoya a los valientes cubanos que han salido a las calles para oponerse a 62 años de represión bajo un régimen comunista”.

Lo mejor que pueden hacer Estados Unidos y otras democracias sería darles mayor protagonismo a la oposición política y a la sociedad civil en Cuba, me dijo Cuesta Morúa.

Los diplomáticos extranjeros o funcionarios gubernamentales que visiten Cuba deberían convertir en una norma el reunirse públicamente con los líderes opositores y de la sociedad civil, como lo hacen en otros países, agregó.

Efectivamente, las democracias del mundo deberían hacer eso, y más. Por ejemplo, podrían invitar a los líderes del Movimiento San Isidro y otros opositores a hablar, por Zoom si es necesario, en las cumbres internacionales. Eso no solo elevaría la moral de los líderes opositores, sino que les daría oxígeno político en la isla.

En este momento, los opositores cubanos no pueden organizar ni participar en protestas pacíficas, ni formar partidos políticos legales, ni tener elecciones libres, ni tener acceso a los medios de comunicación. La dictadura cubana los considera “mercenarios” y “enemigos del pueblo”.

Por supuesto, se puede argumentar que los líderes opositores no han sido electos. Pero lo mismo puede decirse de la dictadura cubana, que no ha permitido una elección libre en más de seis décadas. ¿Qué legitimidad tiene el presidente Miguel Díaz-Canel?

De hecho, a juzgar por la magnitud de las protestas del 11 de julio, la oposición parece tener mucho más apoyo popular en la isla que el régimen.

Mientras que miles de opositores marcharon en las calles en docenas de ciudades cubanas a pesar de la represión gubernamental, el régimen cubano solo pudo convocar una concentración desanimada de empleados públicos y estudiantes que fueron acarreados en autobuses estatales.

Cuesta Morúa me dijo que otra cosa importante que podrían hacer Estados Unidos y otras democracias sería dar más recursos a los opositores pacíficos en Cuba. Necesitan, entre otras cosas, computadoras, teléfonos celulares y acceso a Internet, dijo.

Las protestas masivas del 11 de julio no tuvieron precedentes en la historia reciente de Cuba. Biden debería invitar a los líderes opositores y de la sociedad civil de Cuba a hablar en la próxima cumbre del G-20 de las economías más grandes del mundo, y convertirlos en invitados de honor de la Cumbre de las Américas que se celebrará en Estados Unidos el próximo año. ¡Es hora de apoyar a la oposición pacífica de Cuba!

–Editado–

El Nuevo Herald. Distribuido por Tribune Content Agency, LLC

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