El título de esta columna es el título de un libro, editado por la Universidad Católica Santa María de Arequipa, elaborado a partir de una interesante encuesta realizada en cinco regiones del sur donde se midió la percepción ciudadana sobre la política, la , la Constitución y los derechos civiles.

Los encuestados fueron 1.000 y la aplicación del sondeo se realizó gracias a la importante iniciativa del jurista y constitucionalista argentino Antonio María Hernández, profesor de la Universidad de Córdoba, que destaca la importancia del estudio que mencionamos en la región latinoamericana y agrega que México fue el primer país en donde se realizó esta encuesta cultural, seguido de Argentina, Bolivia y Costa Rica.

La obra reúne artículos de 40 académicos y diversos ciudadanos que cumplen o han cumplido importantes cargos como Grover Pango (exministro de Educación), y alcaldes y exalcaldes, lo que denota el contenido pluralista del texto. Entre los académicos cabe mencionar al constitucionalista mexicano Diego Valadés, que hasta hace poco fue presidente del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional, y a Domingo García Belaúnde, secretario ejecutivo de dicha institución.

En lo referido a la situación de la democracia en el sur del Perú, el estudio fue conducido por el vicerrector académico Jorge Cáceres Arce, actual presidente de la Asociación Peruana de Derecho Constitucional; por Ricardo Grundy, director de la Escuela de Ciencia Política; y por los docentes Federico Rosado y Carmen Rivera.

Los resultados de la encuesta no sorprenden porque, salvo una que otra variante, son similares a la percepción negativa de la política que se tiene en Lima, el norte, el centro y el oriente.

Por ejemplo, en todas las evaluaciones sobre la lucha contra la corrupción, la gestión de la presidenta y su Gabinete, los congresistas que representan a estas regiones, gobernadores, alcaldes provinciales y distritales salen descalificados. Otro dato importante es que los encuestados afirman que la mayoría de las personas no saben votar, no conocen la Constitución, y consideran negativas una serie de instituciones que obtienen una baja calificación como universidades, colegios profesionales, Fuerzas Armadas, Policía Nacional, partidos políticos (con bajísima aprobación) y medios tradicionales y digitales.

En un promedio de 0 a 5, no pasan del 2% aproximadamente. Aunque la democracia sale descalificada en el sur, de 0 a 5 solo la aprueba el 2%; a pesar de todo, entre un 80% y 90% la prefiere a la dictadura; y en Moquegua la prefiere el 66%.

Este resultado parece expresar lo que dijo Winston Churchill: “La democracia es el peor sistema de gobierno, con excepción de todos los demás”. En todo caso, lo mejor es navegar en una democracia de baja calidad antes que hacerlo en cualquier dictadura. El desafío es saber cómo pasamos a una democracia de alta calidad, para no caer en una dictadura.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Francisco Miró Quesada Rada es exdirector de El Comercio

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