Gisella López Lenci

Era el año 2017 y , ya como expresidente de , fue despedido calurosamente por sus simpatizantes en el aeropuerto de Quito. Se iba a Bélgica, el país de su esposa, de donde nunca más volvió. La orden de arresto que emitieron las autoridades ecuatorianas en su contra por delitos de corrupción le han impedido regresar, pues sería inmediatamente detenido.

En estos años, se ha convertido en conferencista, conductor de televisión y crítico acérrimo de los gobiernos de turno en su país: desde Lenín Moreno, su exvicepresidente, a quien tildó de traidor apenas dos meses después de que se pusiera la banda presidencial, hasta el gobierno actual del banquero Guillermo Lasso. Ambos, asegura, han implementado una cacería de brujas contra él y sus partidarios para que nunca pueda volver.

Pero esto podría cambiar. Y pronto.

El miércoles, la Corte Constitucional de Ecuador admitió que el Parlamento (o Asamblea Nacional) lleve adelante un juicio político contra el presidente Lasso, que podría terminar en su vacancia por presuntos delitos de peculado y malversación de fondos.

“¡Chau, Guillermo! Un tipo tan ruin y básico como tú jamás debió ser presidente. Ahora irás, con sobra de merecimientos y junto a tu compinche Lenín Moreno al tacho de la basura de la historia. Ya falta poco…”, reaccionó de inmediato Correa, quien sin duda debe haber escrito el tuit con una inmensa sonrisa en el rostro.

El regreso de Rafael Correa a Ecuador y, por ende, al gobierno, ya no es una posibilidad lejana. Para ello, ha estado trabajando a la distancia en los últimos años. Su nuevo partido, Revolución Ciudadana, arrasó en febrero pasado en las elecciones municipales y provinciales, donde además obtuvo los dos premios mayores: Quito y Guayaquil, esta última gobernada por la derecha desde 1992.

Pero no se trata solo de méritos propios. “La principal obra del gobierno de Lasso ha sido pavimentar la carretera para el regreso del correísmo”, ha dicho Carlos Vera, uno de los cinco periodistas que hace pocas semanas fueron blanco de un sospechoso ataque al recibir sobres con artefactos explosivos.

Apenas el año pasado, Lasso sobrevivió a otro juicio político tras las protestas indígenas que pusieron en jaque a su gobierno. Aquella vez lo salvaron pocos votos. Esta vez no tendría la misma suerte.

El descontento de los ecuatorianos es evidente. Los elevados índices de criminalidad, el narcotráfico, la escasa inversión pública en programas sociales y la poca empatía del gobierno han hecho que la popularidad del mandatario apenas supere el 13%.

Como ya dijimos, si Correa regresa hoy a Ecuador, sería encarcelado. Pero él ya está anunciando su plan: la salida de Lasso, la elección de una asamblea constituyente y el levantamiento de sus cuentas pendientes con la justicia.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Gisella López Lenci es periodista