¿Sanders vs. Trump? Creo que lo mejor para la estabilidad y el desarrollo de un país es que haya un péndulo relativamente pequeño entre gobiernos de centroderecha y centroizquierda. Cuando el péndulo es jalado hasta un extremo, existen posibilidades importantes de que el retorno lo lleve hasta el otro. Donald Trump, un extremista de derecha, parece haber abierto posibilidades para que Bernie Sanders, un socialista radical, consiga la nominación por el Partido Demócrata.
El próximo miércoles, luego del ‘Super Tuesday’ –cuando muchos Estados celebrarán primarias–, sabremos si ello se consolida o diluye. Hay quienes piensan que escoger a Sanders es regalarle la victoria a Trump. Lo mismo pensaban los demócratas cuando los republicanos nominaron a Trump. Sanders y Trump tienen en común ser ‘antiestablishment’, algo en lo que coinciden con la gran mayoría de estadounidenses.
Los extremos en Chile. Otra forma de polarización. Por un lado, los grupos radicales violentos que se oponen o quieren teñir con su impronta el referéndum sobre la Constitución han reiniciado jornadas violentas. A la vez, un sector importante de la población está harto de la violencia y quiere que esta situación termine a cualquier precio. La durísima y amenazadora respuesta del comandante general de la Marina al vejamen hecho al monumento a los héroes navales chilenos por estos vándalos expresa muy bien esa tensión. En el medio está la gran mayoría de chilenos que exigen cambios importantes en el régimen político, económico y social. Para marzo se anuncian nuevas y masivas protestas de sectores muy diversos.
La crisis chilena está lejos de haber concluido. Peor aún, cuando su economía, que ya venía muy golpeada, se enfrenta ahora a los efectos globales del coronavirus, que ya están afectando los precios del cobre de los que en parte depende Chile (y, por supuesto, también nosotros).
¿Mejor antes que después? Si bien la mortalidad del coronavirus es relativamente baja (2%), no existe vacuna en su contra y no queda claro que se transmita solo por contacto cercano entre humanos. La Organización Mundial de la Salud ha dicho que no habrá país que se libre. Llegará a los países menos desarrollados, donde habrá mucho menos capacidad de diagnóstico y tratamiento temprano.
El Ministerio de Salud está muy activo, pero la amenaza requiere de estrategias multisectoriales. Sería muy bueno que el Gobierno anuncie, detallada y transparentemente, cuál va a ser su estrategia frente a esta inminente amenaza. A la vez, que realice una masiva concientización de la población sobre lo que hay que hacer y sobre las consecuencias negativas adicionales del pánico.
“Homo sapiens. Una breve historia de la humanidad”, de Yuval Harari, es un libro que deja huella. Una aproximación erudita pero a la vez accesible. Un enfoque profundo y retador de los lugares comunes aceptados de lo que somos y de lo que hemos hecho.
El libro concluye dando cuenta de que la ciencia y la tecnología han dado un salto tan enorme que puede ya intervenir en la selección natural de las especies vía el diseño inteligente, “mejorándonos”, protegiéndonos del sufrimiento y la enfermedad, al punto de jugar con la inmortalidad. O sea, convertirnos en otro ser, ya no el ‘Homo sapiens’.
Otra idea clave de Harari es que, desde hace decenas de miles de años, el ‘Homo sapiens’ viene siendo el gran depredador de todas las otras especies. Pero, también, que no solo somos una desgracia para el entorno, sino que somos profundamente autodestructivos.
Esto último lo confirma –y en un momento crítico para nuestra sobrevivencia como especie– la actitud negligente –y hasta negadora– por parte de los grandes jefes de la tribu mundial ante las consecuencias del calentamiento global. El planeta va a seguir existiendo, no cabe duda. Lo que no queda claro, más bien, es si los ‘Homo sapiens’ (o sus sucesores) van a seguir dominándolo o siquiera habitándolo en el siglo XXII (o mucho antes, como ya varios anuncian).
El VIPA es (además) catártico. Ya tenemos VIPA, una aplicación promovida por la Municipalidad de Lima que permite registrar a infractores de tránsito y, con esa prueba, multarlos. Y lo mejor de todo: ¡funciona! La frustración que muchos sentimos frente a la masiva e impune violación de las normas se convierte gracias a VIPA en una sensación de poder frente al abusivo. Por ejemplo, los salvajes que ponen en riesgo las vidas de otros, usando la vía auxiliar en las carreteras para llegar más rápido. Por cierto, si usted lo hace y ha recibido una multa, puedo haber sido yo el que lo registró cometiendo ese abuso, y no sabe cómo me alegra.