La desaceleración de la economía peruana nos preocupa a todos, ya que cada mes comprobamos que las predicciones de los entes oficiales o entidades gremiales se ven confrontadas con las cifras de la realidad que resultan menores a las previstas por quienes de buena fe habían anunciado pronósticos mayores.
Y es explicable que ello sea así, pues todos queremos que la economía mejore y para que ello ocurra los primeros que deben salir a hacer anuncios positivos, sin faltar a la verdad, son los altos funcionarios del gobierno para levantar el ánimo de los empresarios y agentes que contribuyen a generar opinión, debido a que la economía es una ciencia social en la cual interviene de modo importante el factor psicológico.
En esa difícil tarea se encuentra, por ejemplo, un ministro de Economía, ya que por un lado debe ser exacto en sus cifras y evaluación sobre la situación económica del país, y por otro debe preocuparse de ver cómo transmite la información que posee para no inquietar a la población cuando las noticias no son del todo auspiciosas, pero tampoco malas, y se quiere mantener una tendencia de opinión que favorezca las inversiones.
Para conocer con precisión cuál es la realidad económica de un país, se utilizan indicadores sobre el crecimiento porcentual del PBI, pero siempre resulta complejo hacer estimaciones hacia el futuro, por cuanto se deben formular supuestos que no necesariamente resultarán ser exactos, pues los datos de la realidad pueden terminar siendo distintos de los previstos, ya sea porque las situaciones cambian, o debido a que no se tuvieron en cuenta factores imposibles de prever, como pueden ser las influencias externas o hechos de la naturaleza imposibles de conocerse con anterioridad (la presencia del fenómeno de El Niño para un determinado año, por ejemplo).
Empero, es más fácil detectar las tendencias como consecuencia de hechos económicos extraídos de la realidad y que influyen sobre el crecimiento del PBI, como es el caso actual de la caída del precio de las materias primas (commodities), que nos afecta como país productor y exportador de ellas, sobre todo el de los minerales, que tienen un peso gravitante en el resultado de las cifras que se toman en cuenta para determinar el crecimiento de nuestra economía.
Y comoquiera que los precios internacionales de las materias primas, como son los minerales, tienen ciclos más o menos conocidos, si revisamos los períodos anteriores, no resulta tan difícil prever que se mantendrán bajos también por un tiempo más.
Nadie puede ser llevado a engaño hoy sobre cuál es la tendencia del crecimiento de nuestra economía para el presente año, que se sabe no será el de pocos años atrás, que se situaba en el 7% del PBI, en gran parte gracias al viento internacional a favor que soplaba favoreciendo nuestro crecimiento. Hoy la situación es a la inversa, desde China hasta Europa, pasando por América Latina, donde solamente se salvan unos pocos, que sí están mejorando.
El reto está planteado. Esto debe llevar a nuestro gobierno a tomar medidas urgentes para revertir una situación que exige ejecución de obras públicas, inversión en infraestructura, concretar las APP, gasto público efectivamente ejecutado y no solamente presupuestado (incluyendo los gobiernos subnacionales), y orden que garantice la seguridad que requiere la inversión privada en sectores en los cuales la agitación social perjudica al capital productivo, tal como ocurre actualmente con la minería donde existen importantes proyectos de inversión detenidos.
Es discutible la propuesta del Ejecutivo que pretende suspender temporalmente las deducciones sobre gratificaciones y CTS, por cuanto ello afectaría Essalud y las pensiones de los trabajadores.