A un año de gestión como ministro, la última edición de CADE me dio la oportunidad de reflexionar acerca de la magnitud de los retos que enfrenta la educación. Nuestro sistema educativo está lejos de ser lo que nuestros hijos se merecen. Hay escuelas públicas y privadas excelentes. Pero no son la norma.
El reto es muy grande. Los salarios docentes están por debajo del promedio de la región; el rol de los directores como líderes y gestores de sus escuelas está descuidado; muchas escuelas no cuentan con el apoyo del personal administrativo necesario para operar como las complejas instituciones que son. La brecha de infraestructura, mobiliario y equipamiento es inmensa: S/.63.000 millones que hacen palidecer los nada desdeñables S/.7.000 millones invertidos en los dos últimos años.
Planteé cuatro líneas de acción que requieren un avance sostenido y urgente: i) revalorizar la carrera de nuestros docentes; ii) modernizar la gestión, en particular, el rol del director; iii) mejorar la calidad de los aprendizajes; y iv) cerrar la brecha de infraestructura educativa. Para lograr la magia de la enseñanza y el aprendizaje en nuestras aulas, necesitamos avanzar en estos frentes simultáneamente. Una maestra inspirada, una directora líder, un estudiante motivado y una ingeniera innovadora son los actores que representan estos cuatro frentes.
Todos hemos tenido alguna maestra como Ana Celinda, docente del Juana Alarco de Dammert, en Miraflores, que nos ha motivado, que ha contribuido a moldear nuestras ambiciones y nuestro destino. De poder elegir, Ana Celinda volvería a ser maestra. En las manos de nuestros 400.000 maestros está nada más y nada menos que el futuro de nuestros hijos y, por ende, el futuro del país. ¿Cómo entonces no invertir más en ellos? Afortunadamente, la carrera docente está encaminada en una lógica meritocrática en la que los incrementos salariales y el desarrollo profesional están ligados al desempeño y el mérito. Hace dos meses se aplicó una prueba de ascenso en la cual participaron 130 mil maestros; 25 mil ascendieron, logrando que sus ingresos se incrementaran 40% en promedio. Esto refleja que los maestros están dispuestos a operar en una carrera meritocrática. Y el próximo verano habrá otra prueba similar. En el 2015 tendremos un concurso de nombramientos y vamos a poner una vara más alta para el ingreso, así como un bono de entrada. Son señales de que la carrera docente es difícil y retadora pero, al mismo tiempo, valorada.
Ana Bertha enseña hace 33 años. Es una extraordinaria directora del José Antonio Encinas Franco de Pamplona Alta. El Ministerio convocó a una prueba que les permitía a muchos directores ser ratificados en sus puestos. El retorno en términos de condiciones de trabajo y prestigio profesional era alto. El riesgo también. Ana Bertha se presentó y pasó la valla de este proceso meritocrático (como pasaron otros 3.000 directores). Como directora tendrá mayores atribuciones y responsabilidades. Ella representa al respetado director líder, que inspira y guía la escuela, aquel que necesitamos para modernizar la gestión y llevar la educación peruana rumbo a la nota más alta.
Edward es un estudiante lleno de entusiasmo del quinto de secundaria del Juan Andrés Vivanco de Ate. Él necesita que el aula sea una experiencia que lo enganche y lo motive. Que su profesor tenga la oportunidad de interactuar con otros maestros y con profesores más experimentados, con quienes pueda discutir acerca de sus planes pedagógicos. Este tipo de soporte se está expandiendo, con el objetivo de llegar a todos los maestros en pocos años. Y Edward necesita que el colegio no deje de ser parte de su vida a la una de la tarde. Por ello, el próximo año mil colegios secundarios tendrán una jornada completa, de 10 horas adicionales por semana. Edward también necesita ser ciudadano del mundo, por lo que, a partir del próximo año, iniciamos una expansión de la enseñanza del inglés que esperamos se universalice en seis años. Y, en marzo, iniciamos clases en 13 colegios de alto rendimiento, aprendiendo de la experiencia del Colegio Mayor, para dar a los chicos más talentosos un currículo mucho más exigente que les permita desplegar precisamente todo ese talento.
Mireya es una talentosa y comprometida ingeniera civil del recientemente creado Programa Nacional de Infraestructura Educativa (Pronied). Ella representa ese dinamismo que necesitamos en la inversión. Necesitamos avanzar con más obra pública, desarrollar la cartera de APP de S/.1.800 millones ya aprobada por el ministerio, y ampliar significativamente la contribución privada a través de Obras por Impuestos, ampliando sustantivamente los tímidos S/.157 millones del 2014.
Necesitamos entrar a otra velocidad de cambio. Este gobierno ha establecido un compromiso acelerado de mayor inversión que permitirá alcanzar un 4% del PBI el 2016. Así, habrá duplicado la inversión en educación respecto del inicio del mandato del presidente Humala. Pero más dinero no garantiza nada. Necesitamos un cambio de expectativas y de ambiciones, trabajando sostenidamente en estas líneas de acción concretas. Salimos de la inercia y buscamos la excelencia para los 7,5 millones de alumnos en escuelas públicas y privadas.
La educación en el Perú puede y va a ser excelente, pero requiere el compromiso de la actividad privada, de los políticos apostando por ella como política de Estado, de los gobiernos regionales comprometidos, de padres involucrados en la educación de sus hijos y de un Estado trabajando por la educación peruana. Solo así avanzaremos rumbo a la nota más alta. Eso se lo debemos a nuestros niños, niñas y jóvenes del Perú.