Señor de los Milagros y la madre Soledad, por F. de Trazegnies
Señor de los Milagros y la madre Soledad, por F. de Trazegnies
Fernando de Trazegnies

Estamos nuevamente en el mes de octubre; mes en el que los peruanos vibran con la devoción al Señor de los Milagros, que tiene cerca de 400 años de antigüedad.

Originalmente, se trató de un Cristo pintado en un muro del campo por una de las cofradías africanas –probablemente, en este caso procedente de Angola– que abundaban en los alrededores agrícolas de la todavía pequeña ciudad de Lima. En el año 1655 se produjo un terremoto pavoroso que destruyó la ciudad, hizo tumbar por los suelos a un gran número de casas, a iglesias como la de San Francisco, se abrieron grietas en la Plaza de Armas y hubo muchos heridos y muertos. Pero, en medio de esta catástrofe, la parte del muro en medio del campo de Pachacamilla en el que estaba pintada la imagen de Jesús Crucificado resistió al desastre, cayendo por los suelos todo el resto.

Pronto, el Cristo de Pachacamilla se hizo muy famoso porque la gente admiraba que no hubiese sufrido con el terremoto. Sin embargo, la imagen fue quedando abandonada hasta que una persona humilde llamada Antonio de León, afectada por un cáncer, se ocupó de mantenerla rogándole que lo sanara. Y así fue. Con todo ello se empezó a llamar la imagen como el Señor de los Milagros.

No es posible narrar con detalle todo lo que vivió la imagen del Señor. Basta con señalar que don Sebastián de Antuñano, vecino adinerado de Lima, adquirió la imagen, los muros vecinos e incluso las tierras en torno y fue el mayordomo del Señor durante 12 años. Es en ese lapso que se crea un beaterio de Madres Carmelitas Descalzas Nazarenas, dirigidas por la ecuatoriana Antonia de Soto. La madre Antonia trajo a su vez la devoción a la Virgen de la Nube, patrona de Quito, que desde entonces acompaña siempre al Señor de los Milagros, en todas sus salidas procesionales. 

Sebastián de Antuñano donó a las madres nazarenas no solamente el muro, sino también las tierras para construir un convento, que es el que hoy conocemos.

Todos los años, el Señor de los Milagros sale a las calles no solamente en Lima, sino en todo el Perú y también en gran parte del mundo: Italia, Estados Unidos, Francia, España, Chile, Japón, etc., tienen procesiones del Señor de los Milagros en octubre.

Pero este año tenemos una celebración especial en Lima: se conmemoran los 50 años desde que la madre María Soledad de Nuestra Señora de Guadalupe, actual priora del monasterio de Las Nazarenas, llegó al Perú desde España y se dedicó con todo su corazón y su inteligencia al cuidado y consolidación de la devoción más importante de nuestro país, la del Señor de los Milagros.

Desde su llegada, la madre Soledad y la madre María Rosa, que la acompañaba, se dedicaron a recuperar los espacios del monasterio que con el pasar del tiempo se fueron perdiendo, con el objeto de cubrir las necesidades de este, para en ellos realizar obras sociales y de promoción de la devoción. Su ayuda se extiende, además, a apoyar obras sociales de otros conventos, comedores y casas hogar.

Gracias a estas madres, se dio impulso a la construcción del claustro destruido por el terremoto de 1966. Luego ampliaron la iglesia con la Capilla de la Reconciliación, a fin de albergar a más fieles; y realizaron mejoras como el enrejado del atrio y la iluminación de la iglesia.

Las madres Soledad y María Rosa impulsaron también el proceso de restauración del lienzo procesional del Señor de los Milagros y de la Virgen de la Nube, así como el del mural del altar mayor de la iglesia y la iglesia misma.

Las dos madres promovieron, asimismo, la restauración de las obras de arte del monasterio con el objeto de hacer un museo que finalmente se inauguró en octubre del 2014.

Algo que no se conoce y que es verdaderamente notable consiste en el comedor que las dos madres construyeron y en el cual dan desayuno y almuerzo a 600 ancianos y niños de bajos recursos todos los días. El convento tiene también un dispensario de atención médica gratuita y una sala para clases de cómputo. En la Navidad se da desayuno y se entrega regalos y golosinas a 3.500 niños.

La madre María Rosa falleció en el 2010. Pero la madre Soledad sigue empeñada en su labor religiosa y en su amor por los necesitados y precisamente acaba de cumplir 50 años desde su llegada al Perú y la iniciación de sus actividades en Lima.

El domingo pasado hubo una misa especial en la iglesia de Las Nazarenas para el nuevo presidente de la República, don Pedro Pablo Kuczynski, a la que asistieron también la presidenta del Congreso, Luz Salgado, y varios de los ministros de Estado. Al finalizar la misa, el presidente de la República condecoró a la madre Soledad con la Orden El Sol en el grado de Comendadora, agradeciéndole todo lo que ha hecho por el Perú. La Municipalidad de Lima también le otorgó una condecoración y el Congreso de la República le manifestó un cálido reconocimiento. Homenajes, todos ellos, muy merecidos.