Uno. El periodista Pedro Salinas le acaba de preguntar al economista Julio Guzmán (quien solito se ha proclamado el ‘outsider’ de las elecciones 2016) cuál considera que es la máxima expresión de la miseria. Aquí su respuesta: “la máxima expresión de la miseria es la ofensa”. Su sensibilidad me ha dejado helada. ¿La ofensa? ¿Está hablando en serio este hombre que dice haber comenzado a trabajar a los 15 años porque en casa faltaban recursos? La miseria en el Perú tiene tantas escenas de terror que uno termina con insomnio crónico. Un paseo por los barrios excluidos para entender que en nuestro Perú hay gente que hurga en la basura para poder comer podría ayudarle a ensayar respuestas; también verá a peruanos dormir en las calles sin alternativa. Quizá pueda salir en las madrugadas a observar cómo abuelos pobres cuidan carros a cambio de un sol mientras él y otros candidatos duermen abrigados. Niños que trabajan porque jugar les está prohibido, ese sí que es un extremo de la miseria. Si Guzmán quiere ser presidente puede comenzar por dejar de ofendernos que hartos estamos de la insensibilidad política. Si cree en el voto de la ilusión y no del mal menor, ¿puede decirnos de dónde saca el dinero para su campaña? ¿En serio ese “temita” luego será revelado?
Dos. El último sábado el coro infantil juvenil Voces del Sol (dirigido por Claudia Rheineck) se presentó en el Gran Teatro Nacional; los acompañaban dos grandes de la música: Lucho Gonzales y Lucho Quequezana. Una velada inolvidable por dos motivos, por el extraordinario talento de los niños y jóvenes y por el papelón de la ministra de Cultura, Diana Álvarez-Calderón, quien demostró, una vez más, que no sabe dónde está parada. La ministra subió al escenario a elogiar el trabajo del coro, de su directora, del gran Quequezana y cuando llegó el turno de elogiar al maestro Gonzales simplemente no supo quién era ni lo que representaba. ¿En serio Álvarez-Calderón no sabe que Lucho Gonzales fue el guitarrista de Chabuca Granda, que también tocó con Ana Belén, Víctor Manuel y Mercedes Sosa? ¿En serio no sabe que Lucho es orgullo nacional? No fue un lapsus, fue una falta de respeto.
Tres. Más de un millón cuatrocientos mil pañales se han perdido. Ese ha sido el anuncio de la ministra de la mujer, Marcela Huaita. En la gestión de Ana Jara se compró más de ocho millones de pañales, pero Jara ya dijo que fue en la gestión de Carmen Omonte que se perdieron y Omonte ha dicho que días antes de su ingreso al Ejecutivo se hizo un inventario que duró seis horas. ¿En seis horas se puede contar más de ocho millones de pañales?, le pregunta a Jara. ¿En serio se compró tanto pañal que hasta hoy no se distribuye? Esto no es un pecado, es un escándalo que huele mal. ¿En serio se perdieron o alguien se los llevó para usarlos en alguna campaña?