"En el plano económico, es plausible la rápida reacción del Ministerio de Economía y del Banco Central al anunciar un paquete de rescate económico cercano al 12% del PBI".
"En el plano económico, es plausible la rápida reacción del Ministerio de Economía y del Banco Central al anunciar un paquete de rescate económico cercano al 12% del PBI".
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Juan José Garrido

Distintas fuentes han caracterizado a la pandemia del como un “problema de dos curvas”: la epidemiológica, que mide el número de nuevos infectados, que es además la prioritaria y hacia donde deben estar encaminadas las políticas públicas sanitarias. Y la segunda, la económica, que se produce por un efecto dominó de las medidas de contención sanitaria. Cada semana de paralización del aparato productivo supone un costo de 1% del PBI anual.

Hace unas semanas, en “Escenarios frente a la crisis” (5/4/2020), hicimos hincapié en un hecho clave para llegar al mejor escenario posible: se trata de la efectividad de las políticas de mitigación sanitaria y económica, más que de los buenos deseos o el empeño retórico del Ejecutivo y las autoridades locales. Ello definirá si esta tragedia termina por el lado pesimista u optimista conjeturado.

Pues bien, pasadas siete semanas del inicio de la cuarentena, ¿qué podemos decir de lo actuado?

Por el lado epidemiológico, el Gobierno recurrió de manera temprana a la inmovilización social obligatoria, lo cual frenó la tasa de propagación del virus: pasamos de un exponente de 0,35 en los primeros 14 días a uno de 0,13 en adelante. En simple, esto significa que al inicio los casos se duplicaban cada 2 días y después cada 5,5 días. El problema es que la tasa de crecimiento sigue siendo positiva, y no por poco (en los últimos diez días el exponente es 0,08, lo cual implica que se duplica cada 8,6 días).

Los desaciertos, empero, han sido dos. El primero, las pruebas de detección temprana del virus: empezamos a procesarlas a destiempo y en un número muy limitado. Recién en el día 33 (desde el primer caso) se incrementó el número de pruebas de 669 a 10.230 en promedio por día, y de manera muy irregular. El segundo desacierto: la casi nula preparación temprana de camas UCI. A sabiendas de nuestra alta informalidad, no era difícil imaginar dónde acabaríamos si la curva era exponencial, como lo fue.

En el plano económico, es plausible la rápida reacción del Ministerio de Economía y del Banco Central al anunciar un paquete de rescate económico cercano al 12% del PBI. Somos, junto a Chile, de los países que reaccionaron de manera más temprana y contundente ante la pandemia. Lamentablemente, la arquitectura de las soluciones hizo que la respuesta no fuera tan eficiente como esperábamos. Pese al anuncio de un nuevo bono familiar universal, el bono inicial de S/380 a familias vulnerables ha llegado al 81% de la población objetivo, lo que significa que medio millón de familias aún no reciben ese primer apoyo (y es la razón detrás de las movilizaciones hacia las regiones). El programa de préstamos empresariales (Reactiva Perú), a pesar de haber sido anunciado el 3 de abril, vio las primeras subastas de tasas de interés la semana pasada, pero Cofide recién ha firmado los contratos, por lo que los créditos aún no han podido ser desembolsados. Encima, perdemos el tiempo discutiendo impuestos antitécnicos, peor aún cuando contamos con un Legislativo inquieto por ganar un concurso de popularidad.

Recordemos. Más importante que el empeño y los deseos es la eficacia de las respuestas de política pública, tanto en lo sanitario como en lo económico. El resto, como dicen, es bla, bla, bla.

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