“Ha sido una campaña helada. Unos míseros 20 días en los que la ciudadanía ha estado incluso más indiferente que en otras épocas”. (Ilustración: Giovanni Tazza).
“Ha sido una campaña helada. Unos míseros 20 días en los que la ciudadanía ha estado incluso más indiferente que en otras épocas”. (Ilustración: Giovanni Tazza).
/ Giovanni Tazza

Una semana antes de unas elecciones para el Congreso que abrirán un nuevo ciclo político en el país, estamos casi a ciegas con respecto a los posibles resultados.

Ha sido una campaña helada. Unos míseros 20 días en los que la ciudadanía ha estado incluso más indiferente que en otras épocas. Pese a que son muy importantes por las decisiones que se deberán tomar y por su impacto en las presidenciales que le seguirán relativamente pronto, en estas elecciones (Datum).

El mero hecho de que la convocatoria sea solo para reestablecer el Congreso, una institución que inspira tan pocos afectos en todos los países y que aquí es odiada, lo explica en parte. Influye, también, que no haya un cambio sustantivo en el perfil de los candidatos con respecto a elecciones parlamentarias anteriores (una forma elegante de describir demasiados candidatos con “anticuchos” y sin sapiencia). Por lo tanto, se teme que lo que nos espera con el nuevo Congreso pueda terminar siendo parecido a lo que ya hemos sufrido.

Siendo lo anterior muy importante, otro factor a considerar es que no estamos eligiendo a un mandatario (aunque, entre los postulantes, demasiados deliran y creen que no pasará mucho antes de que les toque), sino solo a partidos que nos deben representar en el Congreso y por poco tiempo. En un país en el que los partidos representan a muy pocos, se siente más la ausencia del “¿por quién voto para presidente?”, que, una vez decidido, ha terminado arrastrando el voto congresal en todas nuestras elecciones anteriores.

Estas parecen ser las razones por las que, en la simulación del voto para Lima (esto es, con cédula y en secreto), (Datum). Fuera de Lima, donde no se ha hecho el ejercicio, las cosas pueden ser iguales o más contundentes.

¿Cómo especular con cierta base sobre cuál va a ser el resultado, si lo que finalmente hará la mitad de los electores es aún una incógnita? Peor aun, cuando la repartición de las curules no depende de un resultado, sino de la suma de 25 diferentes elecciones.

Por ahora, solo podemos suponer que Acción Popular, el Partido Morado, Fuerza Popular, Alianza Para el Progreso y quizás el Frente Amplio y el Apra tendrán bancadas en el Congreso. Y que los demás tendrán que esperar a las presidenciales del 2021 para reincidir (cortesía del JNE, que ha decidido que, en estos comicios, ).

¿Qué factores pueden influir en el aún incierto resultado del próximo domingo?

Uno. Si hay votos escondidos, si son numerosos y a favor de quién(es) serían. Hay que decir que, normalmente, el voto escondido es el del votante avergonzado, que siente que lo suyo está mal visto por la mayoría y que, por lo tanto, lo oculta a los encuestadores.

Dos. Si hay o no capacidad de endose. ¿A qué partido, si es que a alguno, irán los votos del ? O, al menos, del núcleo más duro que apoya al Gobierno, que podría estimarse en el 23%, al ser esa la aprobación de su primer ministro en la misma encuesta (Ipsos). En la medida en la que, así quisieran, no podría ser un endose explícitamente dado y aceptado, la incertidumbre sobre si este efectivamente existe es mayor.

Tres. ¿Habrá algún candidato que, individualmente y al margen del partido en el que se presente, pueda producir una avalancha a su favor? En los días previos a nuestras elecciones, cuando los ciudadanos comienzan a interesarse de verdad en por quién votar, muchas veces se produce una fuerte corrida a favor de alguien. Recordemos, nomás, lo que pasó con Jorge Muñoz en las municipales de Lima del 2018. Venía volando bien bajito en las encuestas y terminó arrasando. Parece ser que la gente, harta de la corrupción y de las gestiones mediocres, se empezó a pasar la voz vía ‘radio bemba’ de que Muñoz era honesto y sabía cómo gobernar un municipio. ¿Hay alguien que pueda suscitar esa avalancha final, por esos u otros motivos, en Lima o en otras ciudades grandes del país?

En una semana lo sabremos.

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