Maria Cecilia  Villegas

La en el ha fracasado en términos de generar un Estado que garantice el acceso a servicios básicos y brinde igualdad de oportunidades a la población para que acceda a condiciones dignas de vida. El ejercicio mediocre y cortoplacista de la política ha limitado el desarrollo del país, generando conflictividad social, polarización y desesperanza. ¿Qué esperanza puede haber en un país en el que solo 19 de cada 100 chicos de segundo de secundaria entienden lo que lee y ocho de cada diez peruanos se desarrollan en el sector informal? Además de que viven al día o, mejor dicho, sobreviven a un Estado y un sistema excluyente. En los últimos tres meses seis de cada diez peruanos se quedaron sin alimentos por falta de dinero u otros recursos. ¿Qué nivel de responsabilidad tenemos nosotros como ciudadanos para lograr que el Estado responda?

En una entrevista reciente, Moisés Naím sostuvo que América Latina padece de lo que él ha llamado “la necrofilia política”. La necrofilia, como él lo explica, es una enfermedad o una perversión que sufren los seres humanos, una atracción y un vínculo indetenible hacia los cadáveres. Llevado a la política es “un atractivo, un magnetismo hacia las malas ideas que han sido probadas una y otra vez en un país y en otro, en distintos momentos y con diferentes nombres, pero que al final siempre terminan en lo mismo: más corrupción, más desigualdad, más pobreza y más estancamiento”. En el caso peruano esto es bastante claro, con una clase política acéfala e inmadura, que responde solo a intereses mercantilistas y corruptos, sin considerar el mejor interés del país. Manteniéndonos en el atraso.

Esta clase política que nos ha llevado a desandar lo poco –o mucho– avanzado en los años del boom económico y que no cesa en retroceder en las pocas reformas impulsadas, como la de educación, por ejemplo. Una irresponsable clase política que también ha generado lo que los politólogos están llamando el vaciamiento de la democracia. La pérdida de confianza en el sistema democrático hace que solo el 8% de los peruanos esté satisfecho con la democracia como existe en el país y que un 52% se sienta muy cómodo con un golpe de estado militar. Hoy no importa quién ni cómo llegue al poder, menos cómo resuelva los problemas de los peruanos, siempre y cuando los resuelva efectivamente.

Nuestra degradación política es tal que es difícil predecir cuánto durará un presidente en el poder. Y si solo nos detuviésemos a pensar que es imposible una democracia en la que se presentan 20 candidatos a la presidencia, con un Congreso que ha sido capturado por las economías ilegales e informales y un sistema de justicia que no ofrece garantía alguna de justicia, ¿tiene realmente solución la política en el Perú?

Esta fue la pregunta que, desde Capitalismo Consciente Perú, buscamos responder. Para ello convocamos a más de 560 líderes de la empresa privada, sociedad civil, academia y política. Llegamos a 21 regiones y a todos los segmentos de la población. Pudimos reunir en una mesa a una lideresa de una olla común, al presidente de una minera, al CEO de un grupo financiero, al dueño de una mype, un comunero, un líder awajún, estudiantes universitarios, rectores y peruanos, como usted y como yo, que están buscando construir un mejor país para lograr que el Perú deje de ser un Estado fallido y podamos vivir en paz y progresar. Una de las conclusiones fue la necesidad de encontrar consensos mínimos que hagan del Perú un país viable. Y para lograrlo necesitamos que nuestros líderes empresariales asuman el reto de ejercer un verdadero liderazgo consciente, porque, como señala Carlos Rodríguez Pastor preguntado sobre el rol de los empresarios en el Perú: “¿Qué hacemos? ¿Esperar a que aparezca ese presidente [que resuelva los problemas del país] o debemos involucrarnos? Debemos admitir que el sector privado tiene un papel muy importante. Es el 80% de la economía y realmente podemos presionar a los líderes para que asuman los problemas más difíciles y desafiantes del país”.

El Perú y los peruanos merecemos otro futuro, uno mejor y este es, sin duda, posible.

Maria Cecilia Villegas es CEO de Capitalismo Consciente Perú