Diana Seminario

La tragedia de no termina con el terapéutico al que fue inducida, tampoco con una decisión judicial para darle prisión preventiva al criminal que abusó de ella por varios años. Mila se encuentra bajo la tutela del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables y además ha sido separada de sus tres hermanitos (incluido un bebe de seis meses), quienes han sido albergados por el Inabif.

Al perpetrador del crimen se le ha ordenado nueve meses de prisión preventiva, pero ya escapó, porque en primera instancia fue puesto en libertad “por falta de pruebas”, según el Poder Judicial de Loreto.

El aborto no les ha hecho justicia ni a Mila, de solo 11 años, ni al bebe de cuatro meses que llevaba en su vientre. El culpable del abuso es el único que no ha recibido castigo. Dos vidas destrozadas y un monstruo suelto.

La situación del embarazo infantil es desgraciadamente la consecuencia de problemas anteriores: ambiente de violencia, inexistencia de vínculos familiares seguros, niñas expuestas, explotadas y sexualizadas. Probablemente, la madre de Mila también fue y siguió siendo abusada. Un círculo trágico que no se resuelve con el aborto, pues no se ataca el problema de fondo, sino la consecuencia. ¿Quién se está encargando de atacar el origen de la tragedia? Probablemente, mientras usted está leyendo esta columna, más de una niña está siendo víctima de abuso.

¿Dónde están ahora todas aquellas personas que se escandalizaron cuando el Ministerio de Salud de Loreto le negó el aborto a Mila? Las mismas que pedían #JusticiaParaMila, ¿serán capaces de emprender una campaña masiva hasta que el delincuente Lucas Pezo Amaringo sea puesto en prisión y condenado? Mila es solo una muestra de la crueldad de un sistema que optó por sancionar a los más débiles. ¿Quién velará por sus tres hermanos?

Preguntas que no tendrán respuesta, porque hay poderosos intereses que prefieren alcanzar sus objetivos y agendas. Porque la justicia no es una prioridad.

Aquellas que dicen velar por el bienestar de las niñas, ¿ya se pronunciaron sobre el hallazgo y el rescate de tres menores víctimas de abusos de sus medios hermanos? Dos niñas y un niño de 8, 10 y 16 años que fueron grabados mientras eran abusados sexualmente, para luego vender este material a los consumidores de pornografía infantil.

Se les ve el fustán, señoras, a ustedes no les interesa el bienestar superior de las niñas, sino alcanzar su objetivo de despenalizar el aborto en un país donde el derecho del concebido está consagrado por la Constitución.

Un país que no protege a sus niños, a todos, está condenado al fracaso.

Diana Seminario es periodista