"Y te vas, y no te has ido", por Abelardo Sánchez León
"Y te vas, y no te has ido", por Abelardo Sánchez León
Redacción EC

Cuando se llega a cierta edad surgen dos palabras: vigencia y  renovación. Mantenerse a flote, o hacerse el muertito, son simples argucias,  trampas o engaños.  Tener  vigencia significa vivir en tiempo presente y es una respuesta contundente al ansia de renovación. Sin embargo, a la larga, como una consecuencia natural, se sabe que la renovación llega y se instala, sobre todo cuando lo hace como un movimiento generacional. La llegada de una nueva generación es un temblor de tierra. “Los viejos a la tumba y los jóvenes al poder”, fue el grito de guerra de Manuel González Prada. Una nueva generación empuja, mete codo, busca un lugar en la foto. Muere por estar en la foto.

Una excepción interesante fue Franz Kafka. En palabras de Ricard Torrents, fue un genio solitario que siguió su camino cruzándose con todos los caminos de su tiempo y más allá de su tiempo: perseguido por el nazismo, sus obras fueron prohibidas, y a partir de 1945 fue oficialmente ignorado en toda el área de influencia stalinista Solo regresó en 1963 cuando los intelectuales socialistas reunidos en Leblice  se dieron cuenta de que estaban a punto de perderlo por estrechez mental. Sin duda, se trata de una gran excepción. Todavía  recuerdo, aquí, en el Perú,  el estrepito de las palabras urgentes escritas por Jorge Pimentel y Juan Ramírez Ruiz en 1970, echando del Parnaso a la mayoría de los poetas, con la excepción de Vallejo. Y, actualmente, es notoria la consolidación de un grupo de narradores alrededor de los 40 años de edad.   

En un registro político, la vigencia está cuestionada en el corto plazo. Alan García, por ejemplo, desea continuar en la brega y ser por tercera vez presidente. Alan García siente que pretenden inhabilitarlo, pero no se pregunta si tiene vigencia o si el país necesita una gran renovación de la llamada clase política. ¿Seguiremos pegados eternamente a Alan García como el mal menor? En su propio partido político hay una cantidad de militantes que no pueden respirar porque él abarca todo el tamaño de la casona. Para que una generación llegue y se instale debe arrasar con la anterior. Él mismo sacó del camino a Luis Alberto Sánchez, a Andrés Townsend y a Armando Villanueva en un osado salto a la garrocha.

En un tercer registro, podemos mencionar a José del Solar, que ha vuelto, tal como se fue, a dirigir en el fútbol local: engominado, con la misma sonrisa enigmática cuando pierde los partidos, vestido de terno gris. ¿Su retorno significa que aún tiene vigencia?  Sir Alex Fergunson estuvo vigente durante décadas y Pep Guardiola se fue cumplido un ciclo bañado en éxitos. ¿Cuándo es que tenemos la sabiduría de dar un paso y dejar de lado el otro?