"No queremos terminar el año sin recordar lo que los peruanos logramos en estos 25 años" (Foto: iStock).
"No queremos terminar el año sin recordar lo que los peruanos logramos en estos 25 años" (Foto: iStock).
Rolando Arellano C.

La pandemia, la economía y la política no fueron buen marco para celebrar que en 1996 creamos lo que es hoy Arellano Consultoría para Crecer. Pero no queremos terminar el año sin recordar lo que los peruanos logramos en estos 25 años, con esfuerzo y a pesar de los gobiernos que nos tocaron.

En 1996, seis de cada diez peruanos eran pobres y las periferias de las ciudades eran zonas sin agua y sin servicios. En estas vivían millones de familias migrantes, rechazadas por los sectores tradicionales. Los teléfonos eran escasos y costaban fortunas. La gente compraba en mercados populares muy básicos y en “polvos”, donde abundaba el contrabando. ¿Servicios financieros? Pocos y limitados en servicio. ¿Universidades? La mayoría en Lima, con limitado acceso a los postulantes. Si un provinciano quería modernidad, debía ir a Lima en un ómnibus de mala calidad.

Pero luego vimos que las invasiones empezaron a mejorar y a ser llamadas barriadas, luego pueblos jóvenes, asentamientos humanos y conos, para al final adoptar legítimamente el nombre de la ciudad, como Lima Norte, Lima Sur, etc. Y vimos también desaparecer la frase de “hoy no atiendo provincias”, pues se empezó a invertir allí en farmacias, universidades, minas, supermercados, fábricas y centros comerciales. Esto generó un círculo virtuoso de oferta, empleo, demanda y crecimiento del orgullo en las ya llamadas regiones.

Y, como un ejemplo entre muchos otros, en todo el país y en todos los sectores sociales creció la telefonía celular. Esto incrementó la productividad de los pescadores, de los gasfiteros y de las señoras que venden ropa, y permitió a todos los peruanos comunicarse sin diferencias sociales. Y luego vimos la llegada del cable, el Internet y las redes, que liga a todos al mundo y en donde, muchos no se han dado cuenta, no existe el ABCD de los NSE tradicionales.

Vimos también a millones de Emprendedores –como los llamamos en la primera clasificación de los Estilos de Vida– generando sus fuentes de trabajo y progreso. Observamos, casi como un milagro, que el olvidado campo empezó a exportar espárragos, alcachofas y arándanos al mundo. Y vimos disminuir la desigualdad económica y social, mientras cuatro de cada seis peruanos salía de la pobreza y se formaba una nueva clase media que no copiaba a los grupos tradicionales.

Por todo eso, hoy queremos agradecer a los que creyeron en nosotros y nos dieron la oportunidad de ver, vivir y aportar algo a estos cambios. Y conociendo lo vivido, no podemos dejar de señalar nuestra certeza de que no solo superaremos la coyuntura económica, sanitaria y política de hoy, sino que entre todos construiremos otros 25 años de progreso. Que tengan una gran semana.

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